Los niños que transforman su pueblo a golpe de noticias
Keyling se resistía a ir a la escuela. Con sus ocho años a cuestas, ella prefería ir a vender tortillas al mercado que enfrentarse a la aventura de aprender a leer y escribir. Su destino apuntaba a que sería una de las alrededor de 120.000 niñas que no asisten a la escuela en Nicaragua cada año, para después convertirse en una pieza más dentro de la economía informal que abunda en este país centroamericano.
Pero un cartel en la calle que ofertaba gratis una lista de actividades extraescolares abrió a Keyling un nuevo camino. Se trataba de la Asociación Infantil Tuktan Sirpi, una organización que enfoca sus proyectos a mejorar la vida de los niños y adolescentes trabajadores en Jinotega, una ciudad al norte de Nicaragua, con una población mayoritariamente rural y campesina.
El mismo día que visitó la sede del Club Infantil, Keyling se plantó frente a un micrófono para hablar sobre su experiencia como niña trabajadora. Esta escena ocurrió hace ocho años y desde entonces no ha dejado de crecer como comunicadora.
“Llegué al club sin saber leer, ni escribir. Entonces a través del área de comunicación comencé a asistir al refuerzo escolar, volví a estudiar y empecé a trabajar como periodista en el programa de televisión y radio. De lo contrario, lo más seguro es que me hubiese quedado vendiendo lo que sea en el mercado. Hoy estoy por terminar mi secundaria y luego iré a la universidad”, cuenta.
La vida de Keyling es un reflejo de la influencia que ha tenido el club infantil en Jinotega. “Nosotros apostamos por construir una sociedad donde los niños, niñas y adolescentes sean los protagonistas de sus propios cambios, y del cambio del entorno donde viven. Ellos son los actores participativos”, explica Lidya Palacios, directora de Asociación Infantil Tuktan Sirpi.
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