«Los niños con TDAH tienen una capacidad creativa asombrosa»
Ante los negacionistas, los desinformados o los que nos saben de qué hablan, Ángel Terrón y Alberto Jiménez explican qué es el TDAH, cómo lo tratan ellos y ponen el acento en las cualidades de los niños que sufren este déficit. Para estos psicólogos siempre se olvida que no todo es malo. «Los niños lo enfocan por el tema de lo estudios, y no es lo más importante. No ser un alumno brillante no te hace peor persona». Terrón incide en los atributos de estos pequeños: «tienen una capacidad creativa asombrosa. Son honestos hasta tal punto que hacen anhelar los valores que se están perdiendo. Son serviciales, siempre quieren ayudar». Pero añade que «la verdad es que nunca se resaltan sus virtudes. A estos niños hay que hacerles ver el potencial que tienen, porque no todo son las notas».
Normalmente los niños con TDAH son muy inteligentes, pero el sistema educativo actual les penaliza en sus resultados porque la manera de trabajar sigue basada en métodos como el de la lección magistral y la memorización, procedimientos que con estos niños no funcionan en absoluto. Con este método ellos no sólo no se concentran, sino que tampoco les ayuda y acaban pensando que son tontos.
A los pequeños con TDAH se les etiqueta de nerviosos, despistados, despreocupados, maleducados, desobedientes y un largo etcétera que no ha hecho más que enjuiciarles y encerrarles en una visión errónea acerca de ellos. En la mayoría de los casos, sus conductas disruptivas nos son intencionadas. El déficit de atención es un desequilibrio químico en determinadas áreas del cerebro que lleva a que no sean capaces de mantener su atención de manera sostenida en el tiempo, (no pueden autocontrolarse) y a que presenten comportamientos hiperactivos e impulsivos. ¿Y cómo se corrige este desequilibrio? Según estos psicólogos «con una medicación, que es necesaria, aunque nunca suficiente». Con las pastillas la química se regula y los niños mejoran de manera pasiva en impulsividad y control. Pero no basta. «lo que hay que hacer —prosigue Jiménez— es dotarles de herramientas para que sean capaces de controlar sus emociones, de volver a enfocar la atención cuando la han perdido temporalmente etc…»
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