«Los colegios ocultan los casos de acoso porque piensan que les desprestigia»
Cristina del Barrio investigaba el acoso escolar cuando todavía no era un asunto mediático. Esta catedrática en Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid ha dedicado 20 años de su carrera a estudiar la convivencia en los centros escolares y esta semana fue invitada por Unidos Podemos a presentar a los diputados sus recomendaciones para el futuro pacto educativo.
Ha coodirigido los dos informes del Defensor del Pueblo y Unicef sobre violencia escolar y estuvo al frente del equipo de la UAM que participó en el proyecto europeo Nature and Prevention of Peer Bullying and Social Exclusion in Schools con otras nueve universidades de la UE.
¿Han impactado los recortes en la educación pública en la capacidad de los centros para abordar el acoso escolar?
No hay datos que nos permitan decir que el acoso ha aumentado. No estamos en condición de afirmarlo. Sí es verdad que lo ha hecho el ciberacoso. Y también la conciencia social. Antes ni nos inmutábamos, por eso da esa sensación.
Creo que los centros están haciendo cosas interesantes por su cuenta pero depende básicamente de su voluntad. Y eso no puede ser. Hay poco apoyo de la administración. Los recursos para la formación del profesorado han disminuido mucho. Lo suyo sería que hubiera personas descargadas de horario lectivo, con flexibilidad de entrada y salida que pudiera atender estos temas, abrir los canales de comunicación con las familias… No se debería pensar en la dedicación de los docentes como equivalente a horas de clase.
Tener a una persona con descarga lectiva es una medida del plan del Gobierno contra el acoso escolar. ¿Es suficiente si recomienda pero no obliga?
Yo creo que el plan está muy bien, están muy bien las ocho líneas que toca. Son todas muy acertadas y un poco coinciden con lo que se sabe y dónde hay que atender. Pero sería mejor que la inspección pudiera ver cómo se materizan. Cada centro tiene que tener obligatoriamente un plan y muchos se han acogido al que propone su comunidad autónoma sin pensar mucho mas.
¿Y esos planes de las comunidades son suficientes?
El de Madrid, por ejemplo, no lo comparto. Se basa fundamentalmente en aplicar un cuestionario en el que piden a los niños y niñas identificar a los alumnos que están mal o hacen algo reseñable. Esto significa iluminar a los que son víctimas, confirmar su papel como tal. Creo que repele las buenas relaciones. ¿Para qué necesitamos ese diagnóstico? ¿Cómo se va a usar? Además, no se pide consentimiento parental para realizarlo.
Leer el resto de la entrevista en El Diario.