La cuesta de septiembre: el monopolio de los libros de texto
Llega septiembre, llega el nuevo curso, y, como cada año, las familias con hijos en edad escolar se enfrentan a la cuesta económica que supone la compra de los libros de texto. Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cada familia gastará una media de 1.212 euros al año por cada hijo o hija. Entre un 20% y un 30% de ese gasto será usado en la compra de libros. Una industria que, según el estudio Comercio interior del libro en España 2015, de la Federación de Gremios de Editores de España, movió más de 830 millones de euros en ese año en libros de texto de enseñanzas no universitarias. Santillana, Edebé, S.M., Anaya, Edelvives, McGraw-Hill u Oxford University Press copan este lucrativo mercado sin dar mucha opción a otras.
El sector de los libros de texto, que crece en beneficios a unos niveles que otros sectores editoriales dejaron atrás hace años, ha sufrido una concentración oligopolista que ha dejado el mercado en manos de unas pocas empresas. Las sospechas sobre las posibles prácticas anticompetitivas llevaron a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a registrar a finales de marzo varias de las sedes de grupos editoriales tras la pista de posibles acuerdos o prácticas concertadas entre distintas entidades para limitar o coordinar las políticas comerciales que pueden promover los cambios de editoriales de referencia para los libros de texto de los distintos centros educativos no universitarios en España. La CNMC no hizo públicos los nombres de las editoriales registradas. Muchos grandes medios, como El País y Cinco Días, no publicaron nada sobre la noticia. Prisa, el grupo al que pertenecen esos dos medios, es dueño de Santillana, la editorial de libros de texto con una mayor cuota de mercado.
En manos del “libre” mercado
Hace diez años se aprobó la Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas, con la que se liberalizaba el precio de los libros de texto de la educación obligatoria: primaria y ESO. Como todo proceso de liberalización, se hizo con el pretexto de que los hogares pudieran optar a un mercado competitivo de editoriales en el que se rebajaran los precios. En diez años, el mercado de las editoriales de libros de texto cada vez está más concentrado y los precios de los libros de la educación han crecido año tras año.
Según la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), el lobby que aglutina a las mayores editoriales y que vende 46 millones de libros a ocho millones de alumnos no universitarios, el incremento en los precios de los libros de texto fue de un 1,1% para el curso pasado. Cifra cinco veces mayor que el incremento interanual del IPC, que, según el Instituto Nacional de Estadística, fue de 0,2% a comienzos del curso 2016/17. En 2014 y 2013 los precios crecieron un 1,1% y un 1,4%, cuando el IPC fue negativo para ese mismo periodo, -0,2% y -0’9% respectivamente.
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