Los papeles de Hicham
Por solo 41 euros, en poco más de una hora, cualquier español puede volar de Madrid a Rabat. Jamás viajar fue tan barato en un mundo más pequeño que nunca. Pero no para todos. El viaje de norte a sur es un suspiro. De sur a norte, una odisea. El marroquí Hicham Aidami, futbolista del equipo amateur de inmigrantes Alma de África, de Jerez, habría venido encantado en Ryanair. Pero entró en Algeciras agarrado a los bajos de un camión. Tenía 17 años y cuatro meses. Como para tantos, Europa era su Eldorado. Pero sin una ventanilla donde pedir permiso para entrar, se buscó la vida. Tras varios años sin papeles, en la clandestinidad, acaba de conseguir la preciada tarjeta que le permite vivir y trabajar legalmente en España. Es probablemente la mejor noticia que ha recibido en su vida. Tiene 23 años. Es cocinero.
Le dio la noticia Alejandro Benítez, el presidente de Alma de África, el club de fútbol que sirve de hilo conductor a esta serie The New Arrivals sobre los inmigrantes y refugiados en España. Era finales de mayo. Fue a buscarle a la feria de una ciudad andaluza donde el lateral derecho había encontrado unos días de trabajo. Hicham sabía que tendría visita porque Victoria Guillamondegui, de 48 años, su orientadora en la ONG Accem, le había advertido por teléfono de que el presi iba para allá para darle una sorpresa. «Me he puesto contento y tó», recuerda al recordar aquel instante este joven serio que no acabó la secundaria y siempre habla en presente. «Y cuando se ha ido, me he puesto a llorar y tó, de verdad». Hicham salía por fin del limbo.
Para quienes vienen de países con problemas, o simplemente pobres, cruzar fronteras legalmente es un laberinto burocrático infernal. O misión imposible. Para Hicham, como para cualquier inmigrante o refugiado, los papeles eran la obsesión.
[Ponte en la piel de un sin papeles e intenta regularizar tu situación en España con este juego].
Sin el apoyo inicial del Estado y de las varias ONG que le han amparado desde que es mayor de edad, este marroquí estaba abocado a la marginación. Porque la ley española requiere a quien entra ilegalmente desde África que esté tres años en la clandestinidad antes de poder siquiera presentar la solicitud para regularizar su situación.
Los papeles son el bien más preciado entre las escasas posesiones de los migrantes. Todos atesoran documentos, órdenes de expulsión, escritos, sellos, certificados, recetas médicas en raídas carpetas. Cualquier trazo —oficial o no— que documente sus vidas, que demuestre cuándo llegaron y qué han estado haciendo desde entonces, es valioso. Manejarse por el laberinto de la burocracia y la ley de Extranjería es un arte que domina Michel Bustillo, una celebridad entre los sin papeles de Jerez. Lo adoran. Ha ayudado a muchísimos. También a Hicham, que los perdió porque se metió en una pelea que acabó en un juzgado. Los ha recuperado al ser archivado el caso.
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