Sombras en la Educación
Suele ser complicado reducir el optimismo habitual que acompaña a quienes trabajamos en el ámbito de la educación. No somos personas que se desanimen fácilmente y encontramos constantes alivios en situaciones intrascendentes: el saludo matinal de nuestros vecinos/as, un rayo de sol tras una noche tormentosa, la sonrisa inocente de cualquier alumno/a. Quizás sea consecuencia de valorar que una botella medio llena quita casi siempre la sed, sin recordar lo que le falta de líquido. Buscamos, en fin, razones que mitiguen los altibajos propios de una profesión en continua presencia social.
Pero, si hay algo que altere estas inyecciones diarias de bonhomía son las noticias que sin tener como protagonista principal la Educación, empiezan salpicándola y terminan convirtiéndola en el elemento más perjudicado de la trama. Acaba de ocurrir en esta última quincena, con asuntos que (todo parece indicar) colearán durante largo tiempo aún.
Un trío de noticias nos trasladan al terreno de los libros de texto, del currículo educativo y, cómo no, del asunto Cifuentes. Así, hemos conocido, de un lado, la recomendación que una editorial hacía de fomentar la abstinencia y fidelidad sexual, para evitar situaciones de contagio de enfermedades venéreas, desde el manual de Biología para 3º de ESO. De otro, se nos ha informado de que la situación de la inmigración irregular que pretende acceder al territorio español puede ser considerada una amenaza para el país, según el planteamiento de una nueva asignatura que podría impartirse dentro del currículo oficial. Por último, la novela río en que se ha convertido el master de la presidenta de la Comunidad de Madrid y las consecuencias socioeducativas que están produciéndose en todo el territorio nacional. Vayamos con cada una.
En el primer caso, la editorial señalada convierte la Biología en una disciplina en la que la Ciencia queda relegada por una interpretación de carácter moral, donde la prevención de posibles enfermedades de tipo sexual es abordada desde elementos difícilmente objetivables. Una de las competencias básicas (la número 06, en concreto) que el futuro profesorado debe superar en el master en Ciencias Naturales, Biología y Geología para impartir tal materia dice textualmente: “ Adquirir estrategias para estimular el esfuerzo del estudiante y promover su capacidad para aprender por sí mismo y con otros, y desarrollar habilidades de pensamiento y de decisión que faciliten la autonomía, la confianza e iniciativa personales.” ¿No entra en colisión directa con la información transmitida desde la editorial al alumnado de Educación Obligatoria, sobre el que tiene que actuar ese futuro profesorado? En el mismo master mencionado como formación necesaria para impartir docencia se considera que uno de los resultados del aprendizaje de la asignatura que ese profesorado formado tendrá que llevar al aula será: “ Diseñar y desarrollar espacios de aprendizaje que fomenten la educación científica, el respeto a los derechos humanos, los valores de equidad e igualdad de derechos y oportunidades, que faciliten la vida en sociedad, la toma de decisiones y la construcción de un futuro sostenible”. ¿Cómo se podrá articular tal aprendizaje cuando la los consejos dados desde la editorial en el caso de la prevención de este tipo de enfermedades atentan directamente contra la educación científica?
Considerar prioritaria la fidelidad en la pareja sobre una posible diversidad sexual, confundir amor con acto sexual o infravalorar la importancia del preservativo respecto de la abstinencia sexual, por ejemplo, son formas concretas de introducir de forma interesada una visión de la vida concreta, legítima, pero cercana a interpretaciones de carácter religioso, aunque ocultándolo de forma expresa.
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