La educación pública tendría que ofertar una formación artística mínima obligatoria
A Raquel Hernández le pesa que nadie se acuerde de la Música, excepto cuando interesa. La asignatura ha sufrido un duro varapalo en los últimos años, cuando la Lomce la sacó del catálogo de materias obligatorias. Ahora mismo, explica Hernández, se puede pasar por todo el circuito obligatorio sin dar una sola sesión. Pese a todos los beneficios que comporta, añade la presidenta de la Confederación de Asociaciones de Educación Musical y profesora de Secundaria desde hace 22 años. “La música es un elemento aglutinador que llega a todo el mundo”, afirma. Y cita el ejemplo de los alumnos de una clase con necesidades especiales a los que juntan con sus compañeros en Música o Plástica “porque son las clases donde mejor se van a integrar con sus compañeros”. Durante toda la conversación, Hernández insistirá en una idea: “Peleamos para que la educación musical esté donde tiene que estar y no como está ahora. No todo el mundo puede estudiar música fuera del colegio”.
¿Cómo está la educación musical en España?
En general —yo controlo más primaria y secundaria— está mal. No porque no se hagan bien las cosas, sino porque está maltratada por el Gobierno y la legislación. Si hablamos de conservatorios, aunque los domino menos, tienen sus problemáticas también. Siguen siendo infravaloradas, el ministro Wert habló de “las asignaturas que distraen” y entre ellas estaba Música. Eso se reflejó así en la Lomce, que es la ley que más daño nos ha hecho en los últimos años, y hace que nuestro trabajo sea complicado.
La normativa permite que un niño entre en primaria y acabe secundaria sin haber cursado nunca Música o ninguna enseñanza artística. Afortunadamente, las comunidades, en el ámbito de sus competencias, han regularizado, aunque de una manera desigual. Algunas han pasado de tener dos años obligatorios a uno. Como no se imparte la asignatura en los mismos cursos en todas las comunidades, yo he tenido este año un chaval que venía de Almería y no estaba dando Música. Estos problemas no aparecen en otras áreas que sí están consideradas y que tienen una continuidad a lo largo de la vida escolar. En el caso de la Música, esa continuidad, que teníamos con la Logse, no existe, la hemos perdido. Nadie se plantea quitar un año de Inglés o cualquier asignatura, a nosotros sí nos pasa y eso nos hace mucho daño.
¿Y el currículo?
El currículo es inabarcable con el tiempo que nos dan y que no responde a las expectativas de la realidad social y tecnológica que vivimos. Yo hablo con mis compañeros y les planteo que tuvieran que dar, por ejemplo, historia de la Filosofía entera en dos días a la semana, con sesiones de 50 o 55 minutos. Tenemos un temario amplísimo y con la problemática añadida de que, con los exámenes de septiembre en junio, hemos perdido tres semanas de clase.
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