«Mamá África», maestra y refugio
La llamaban mamá África por su compromiso con los inmigrantes, para quienes era «un referente» tal que los senegaleses la premiaron con ese cariñoso apodo. Pero Juana Lobo, fallecida el pasado mes de octubre tras una enfermedad que combatió con una «enorme entereza», también lo era para sus compañeros del grupo Eleuterio Quintanilla, que recordarán a esta maestra ejemplar con un homenaje el próximo jueves en el Ateneo Obrero de Gijón.
Nacida en un pueblo cercano a Posada de Llanes, Juana era la segunda de diez hermanos, la primera mujer y, por tanto, terminó convirtiéndose en «la segunda madre» de todos ellos. Eso le hizo desarrollar dotes que después utilizó brillantemente en la enseñanza, que comenzó a ejercer tras estudiar Magisterio en Oviedo. Muy pronto se marchó a Barcelona, donde durante años trabajó en la Escola Freire de personas adultas. Estableció un fuerte vínculo con la inmigración que llegaba, primero, de distintas regiones de España como Extremadura, Andalucía o Aragón y de países de África después.
Regresó a Asturias hace aproximadamente veinte años y aterrizó en Gijón. Desde que llegó hasta que la enfermedad la retiró ejerció la docencia en el centro de adultos de La Calzada, donde incorporó muchas de las metodologías innovadoras que había conocido en la Escola Freire y otros colectivos pedagógicos. Trajo consigo, además, una voracidad lectora como su compañero Juan Nicieza confiesa no haber conocido nunca y una memoria prodigiosa. Combinadas ambas, su sabiduría resultaba de un valor incalculable para el grupo Eleuterio Quintanilla. «No paraba de leer y sobre algunos asuntos, como el Holocausto, lo sabía absolutamente todo», recuerdan. Sus conocimientos fueron «fundamentales» para la elaboración de la exposición y posterior guía didáctica sobre la Shoah ‘Pensad que esto ha sucedido’.
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