“El currículo educativo necesita ser destruido y empezar desde cero”
En la ‘Educación por escenarios’, el último libro de Víctor Arufe (Premio EDUCA ABANCA al mejor Docente en 2017 y profesor en la Universidad de A Coruña), aborda 83 estrategias prácticas para educar desde los primeros años de vida hasta la etapa adulta en diferentes escenarios como la casa, la escuela o, incluso, los centros comerciales. Hemos conversado con él sobre el tema central de su nueva obra: la importancia de una buena educación en todas las edades.
Pregunta: De las 83 claves que propones en tu libro para la buena educación, ¿cuáles serían las 5 esenciales?
Respuesta: Todas ellas son muy importantes, ya que son estrategias para mejorar la educación de los niños en cada uno de los muchos escenarios donde actúan y participan: el hogar, la calle, la visita a un centro comercial pasando por las escuelas deportivas, el colegio, las excursiones, las vacaciones, etc.
Pero, si tuviese que destacar cinco, buscaría aquellas que más potencien la educación en valores, las variables psicológicas y psicosociales de los estudiantes, la ética y moral y el favorecimiento de la convivencia. Es decir, básicamente aquellas que afectan al capital humano de una persona.
P: ¿Qué papel juega la escuela en la educación de los pequeños? ¿Y las familias?
R: Debe tener un papel potenciador del capital humano, a sabiendas que tradicionalmente el papel de la educación se les atribuía principalmente a las familias, que deberían conocer las estrategias más importantes de la educación. Tener un hijo es una gran responsabilidad personal y social, por lo que no podemos abandonar a los niños en su educación. Deben adquirir valores, rutinas, participar socialmente, potenciar sus capacidades físicas, psíquicas, afectivas, sociales y emocionales.
P: ¿Deberes sí o no?
R: Particularmente, no soy muy partidario de los deberes. Considero que los estudiantes ya tienen su jornada laboral en la escuela y no hay necesidad de sobrecargarlos de más tareas a realizar en su tiempo libre. También tienen derecho al tiempo de ocio, a jugar, a estar con su familia, a practicar deporte o realizar alguna actividad extraescolar que les guste o, simplemente, a contemplar o empezar a crear a partir del aburrimiento. Además, muchas veces los profesores no se coordinan entre ellos y, al final, aunque cada uno solo ponga 20 minutos de deberes, al final se juntan con casi dos horas de trabajo extra.
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