«Las universidades deben jugar un papel destacado en los conflictos sociales»
Hace ya algunos años (en 2015) que ‘Refugiado’ fue elegida como palabra del año por la Fundación del Español Urgente (Fundéu) promovida por la agencia EFE y BBVA. Fue seleccionada porque, sin ser un término nuevo, sí que marcó la actualidad informativa de aquel año. Apareció de manera repetida y constante en los medios de comunicación e hizo que muchos se cuestionasen a qué hacía referencia, qué definía exactamente.
Porque si bien España ha sido históricamente un país de acogida, en 2015 ganó fuerza la denominada crisis de los refugiados, la mayor crisis migratoria y humanitaria en Europa, desde la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la importancia, eran muchos los que confundían y confunden la condición de refugiado con la de inmigrante.
«Mientras los inmigrantes son personas que se mueven de sus países de origen por conveniencia personal, de forma libre y deliberada; los refugiados son personas que huyen para salvar sus vidas o preservar su libertad, de modo que permanecer en sus países les pone en peligro. Este hecho, marca una gran diferencia dado que mientras los primeros tienen tiempo de organizar su salida, los segundos prácticamente salen de casa con lo puesto y eso complica mucho las cosas. Algunos ni siquiera disponen de documentación que les sirva para identificarse», explica la profesora de Sociología de la Universidad de Murcia, Natalia Moraes.
En su opinión, las universidades deben jugar un papel destacado en los conflictos sociales, ayudando a poner orden en los mismos y siendo capaces de crear espacios de diálogo y ayuda para los más necesitados.
Con esa perspectiva, hace años que coordina proyectos de investigación orientados en esa línea. Uno de los más recientes es ‘Refugium’, un proyecto ERASMUS+ KA2 (financiado por la Unión Europea en el marco de su programa Erasmus +), orientado a desarrollar iniciativas y prácticas educativas innovadoras encaminadas a fortalecer el papel de las instituciones de la Educación Superior como agentes de cambio social.
Tal y como explica Moraes, «este proyecto se sustenta en la convicción de que las Universidades pueden jugar un papel relevante en la integración de las personas migrantes y refugiadas a través de sus propias acciones educativas». Si bien la Universidad de Murcia ha actuado como coordinadora dentro del mismo, también han participado la Universidad de Lund (Suecia), la Universitá degli Studi di Salerno (Italia) y el Instituto Universitario de Lisboa (Portugal).
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