Portugal, lecciones de la educación pública en tiempos de pandemia
En Portugal «no hemos necesitado de esta crisis para entender que la apuesta por la enseñanza pública tiene que ser primordial», subraya el ministro luso de Educación, Tiago Brandão Rodrigues, rostro de una transformación que ha convertido al país en referente en mejora educativa.
«Nada puede sustituir a la educación pública», insiste Brandão en una entrevista con Efe en Lisboa.
El modelo portugués se perfiló hace 30 años con un amplio consenso, pero se ha modernizado con la autonomía brindada a los centros para aplicar sus propias fórmulas pedagógicas, el apoyo a familias con menos recursos y la educación para adultos.
El objetivo es mejorar el desempeño de los alumnos y frenar la deserción escolar, directamente relacionada con el nivel socioeconómico y la escolarización de las madres -no de los padres, matiza el ministro- porque, en el actual modelo social, «las madres acompañan más a los niños».
Los resultados hablan por sí solos. Portugal ha dejado el vagón de cola del Informe Pisa y ha saltado de una tasa de abandono escolar del 45% en 2002 -cuando la media europea era del 17%- al 10,6 % el pasado año. En el primer trimestre de 2020 la cifra se redujo a 10%.
Paralelamente, en los últimos cuatro años, medio millón de portugueses han seguido programas de educación para adultos.
La escuela pública y la inclusión son, resume el ministro, el motor de este cambio.
La educación pública vertebra el sistema portugués -con alrededor del 80% de alumnos- frente a la privada y una presencia residual de la concertada.
Educación pública, ascensor social
«No pongo en causa la educación privada», apunta Brandao, pero el derecho de las familias a elegir «no exime de que nosotros, Estado, tengamos que dar todas las condiciones justas y equitativas en cada rincón de Portugal para que la educación pueda ser el ascensor social y un garante de la equidad».
«Las políticas públicas en Portugal están resultando», insiste este doctor en Bioquímica por la Universidad de Coimbra que fue investigador en Cambridge antes de sumarse al Gobierno del socialista António Costa en la pasada legislatura y que repite cargo en el mandato estrenado en octubre.
Políticas que, asegura en la entrevista con Efe, han mitigado el impacto de la crisis provocada por el Covid-19 en el sistema educativo.
Portugal cerró sus colegios en marzo, cuando aún no contaba víctimas mortales por coronavirus, y «la respuesta inmediata en el sistema educativo fue ejemplar», añade.
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