Infancia en Ucrania: jugar a 500 metros de la guerra
Unos 50.000 niños continúan viviendo en la línea del frente. Se encuentran en una situación de desprotección y vulnerabilidad que ha empeorado con la crisis de la covid-19. Cerca del puesto de control fronterizo de Mayorsk, uno de los cinco del este de Ucrania, se reúnen cada sábado los niños de Zaitseve. Esta pequeña población de 3.000 habitantes antes de la guerra quedó dividida en cuatro por el conflicto. La escuela, la iglesia y un amplio territorio quedaron en la República Popular de Donetsk (DNR, por sus siglas en ruso). Tres fragmentos más, alejados entre sí, terminaron bajo control del Gobierno ucraniano.
Unicef estima que más de 100.000 niños viven a una distancia menor de diez kilómetros de la línea del frente. En la imagen, Helena Rozvadovska (35), exportavoz de la Oficina Presidencial de Defensa de la Infancia y actualmente voluntaria en la asociación Voices of Children, acompaña a dos niñas a casa para solicitar el permiso a los padres y llevarles una semana de excursión a Leópolis, en la otra punta del país, con el resto de sus compañeros.
Alrededor de 150 menores han perdido la vida en el este de Ucrania. Algo más de 220 si se suman los 80 que perecieron en el avión derribado de Malaysia Airlines en julio de 2014, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). El aparato, un Boeing 777 que cubría la ruta entre Ámsterdam y Kuala Lumpur, fue alcanzado por un misil cerca de Donestk. No hubo supervivientes, según el Gobierno ucranio, que culpó a los separatistas prorrusos. En la imagen, Yaroslav (11) y Vadym (9) juegan en el parque.
Todos los sábados, los niños de las tres zonas controladas por el Gobierno se juntan en la fracción del pueblo ubicada en los 500 metros que separan los controles militares de uno y otro bando. Allí disponen de un edificio y un pequeño patio cuya ubicación exacta piden no desvelar por seguridad.
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