La gran caída de alumnos que ya está cambiando la escuela
El proceso ya ha empezado por los cursos inferiores e irá a más. En 10 años, las clases del segundo ciclo de infantil, que son los primeros cursos que suele haber en una escuela pública, habrán perdido el 20% de alumnado. En dos décadas, el avance de la onda demográfica habrá hecho perder casi uno de cada cuatro alumnos (23,4) a la enseñanza obligatoria, según la previsión del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona, basada en datos del Instituto Nacional de Estadística. Una reducción que provocará grandes cambios.
Las previsiones más pesimistas contemplan cierres de aulas y centros educativos, tiempos difíciles para los docentes y un recrudecimiento de la tensión entre las redes educativas pública y concertada que, según algunos expertos, ya ha asomado en las recientes movilizaciones contra la ley Celaá. Los planteamientos más positivos defienden la caída de alumnos como una oportunidad de oro para, sin necesidad de elevar el presupuesto público, aumentar la calidad de la educación, rebajando ratios de alumnos por aula (como ya ha pasado en buena parte del sistema por la pandemia), potenciando los programas de refuerzo o introduciendo a dos profesores por clase. Y si ello no es suficiente para absorber el descenso de estudiantes, añaden, la cascada de jubilaciones que se espera en una plantilla de profesores envejecida mitigará el ajuste.
Cierre de un colegio centenario
En los pasillos del colegio Presentación de María, situado en el centro de Bilbao, que cerrará en agosto tras 162 años de actividad, manda la visión pesimista. La congregación Hijas de la Cruz, su propietaria, ha decidido dejarlo por la caída de la matrícula. “En infantil y los primeros cursos de primaria hay pocos niños, hemos perdido un aula. En los cursos superiores, en cambio, no hay problemas”, dice Rodrigo Abad, profesor de Ciencias. La plantilla, 33 personas entre docentes y demás personal, para un total de 200 alumnos, está tratando de mantener la actividad, “aunque sea bajo titularidad pública”. “¿Si no lo conseguimos? En el País Vasco, las listas de sustituciones de centros públicos demandan gente constantemente. Pero eso es ahora, porque nadie sabe qué va a pasar cuando acabe la pandemia”, añade el profesor.
España alcanzó en 2008, a las puertas de la gran crisis financiera, el mayor número de nacimientos, 519.779, desde 1981. “Por debajo tenemos generaciones cada vez menos numerosas. Y los nacimientos van a seguir decreciendo en los próximos años porque cada vez hay menos personas en edad fértil, y las personas en edad fértil tienen cada vez menos hijos”, afirma Albert Esteve, director del CED.
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