Las personas ‘invisibles’ que limpian el metro quieren que los pasajeros se enteren de esto
Yaneth Ochoa, una mujer colombiana que vive en Queens, se alegró de conseguir un trabajo para limpiar el metro el verano pasado porque los proyectos de demolición se habían acabado durante la pandemia.
Pero cuando los trenes llegaban a la estación Jamaica-Calle 179 en Queens, se enteró de que no se limitaría a limpiar los vagones para eliminar los rastros del coronavirus. Al igual que los trabajadores de las estaciones de final de línea de toda la ciudad de Nueva York, Ochoa, de 30 años, tenía que limpiar suciedad, esputos e incluso excrementos humanos, dijo, sin recibir la capacitación adecuada ni equipo especial.
En vez de eso, los equipos de limpieza recibían unos cuantos trapos, un cubo de solución limpiadora y, según varios trabajadores, una instrucción simple: “Límpialo como si fuera tu casa”.
La limpieza del metro de Nueva York siempre ha sido un trabajo sucio. Pero al surgir la pandemia en la primavera del año pasado, se convirtió en un reto aún mayor. Cuando el gobernador Andrew Cuomo ordenó que se apagaran los trenes durante la noche para limpiarlos, la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA, por su sigla en inglés) recurrió a contratistas para que ayudaran a realizar la monumental tarea de limpiar los trenes del mayor sistema de transporte del país.
Los miles de trabajadores que emplearon los contratistas —en su mayoría inmigrantes de bajos ingresos procedentes de América Latina— se consideraban parte de una medida provisional, ya que los trabajadores de la MTA estaban enfermando y muriendo por el virus. Al mismo tiempo, el número de pasajeros y los ingresos habían caído en picada y la agencia se encontraba en una intensa crisis presupuestaria.
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