La Educación Intercultural: la diferencia como valor
El autor es profesor de la Universidad de Málaga. Ésta es su intervención en las IX Jornadas de Educación y Formación del Profesorado.
En el artículo expresa sus inquietudes sobre cómo se está desarrollando la cultura de la diversidad frente a la cultura del handicap a finales de siglo en los países desarrollados de Europa.
Mi deseo es compartir mis inquietudes sobre cómo se está desarrollando la cultura de la diversidad frente a la cultura del handicap a finales de siglo en los países desarrollados de Europa, para ello voy a hacer una presentación de mi pensamiento como una invitación a la reflexión para la mejora de nuestra práctica docente e investigadora y como una invitación al diálogo para la construcción de un discurso compartido de las-os presentes que propicie un cambio profundo en nuestro pensamiento y en nuestra acción (pensamiento y acción compartida = ciencia) de la actual cultura del handicap y nos emocione hacia la construcción de la cultura de la diversidad.
Al plantear la emoción como la base del conocimiento, desde un punto de vista general y, como base del conocimiento de la cultura de la diversidad en particular, lo hago como un medio que nos permita comprender las dos grandes crísis en las que nos encontramos a finales de siglo para que, desde esa concienciación iniciemos proyectos de cambio para la reconstrucción de la crisis de la civilización y de la crísis ecológica. Crisis de civilización y crísis de la Naturaleza en la que nos hemos visto envuelto por un lado, por el desarrollo desenfrenado de la Ciencia Física de los siglos XIX y XX y, por otro, por los intereses científicos-técnicos y económicos de finales de siglo.
Mi hipótesis en este ámbito es que se está creando una relación biunívoca muy peligrosa entre la ciencia y la tecnología. De tal manera que se le otorga a la ciencia el papel de proponer objetivos de aplicación de su producto y a la tecnología el papel de aplicar los principios de la ciencia y en esta dependencia mutua, a mi juicio, se cierra un modo de entender la ciencia. O mejor dicho el cientifismo.
Este cientifismo es la ideología más peligrosa y más poderosa de la sociedad postmoderna -aunque generalmente no haya sido reconocida como una ideología peligrosa en sí misma-, porque no se crea nada nuevo ni se produce un desarrollo de la imaginación del ser humano, tan sólo nos mantiene en el «limbo» científico permanentemente. Y ya sabemos que el estado límbico es el más cercano al conservadurismo y se nos quiere hacer olvidar (algunas y algunos caen en ese éxtasis deslumbrante casi mesíanico del limbo) que bajo esa sociedad de «cartón piedra» postmodernista hay una dominanción de la clase hegemónica y poderosa. Este cientifismo es la nueva religión intelectual para que permanezcamos en ese estado límbico. Y lo que es peor aún, los científicos se convierten en los instrumentos de esa clase dominante.