ROSA MARÍA HERNÁNDEZ// FUNDACIÓN SECRETARIADO GITANO EN PAMPLONA
"A las familias se les ha hecho explicables
muchas cosas"
El trabajo directo y cercano con padres y madres, clave en
el éxito del proyecto educativo
El diálogo entre
el equipo docente de un centro y las familias del alumnado
no siempre es una tarea fácil de alcanzar. Es más, muchas
veces, una mala comunicación entre ambas partes puede repercutir
no sólo en que el proyecto educativo quede mermado (por la
falta de participación de una o de las dos partes en la vida
del colegio) sino también en que el niño o niña sufra las
consecuencias negativas de esta relación. La realidad multicultural
y diversa (en su sentido más amplio) de las aulas es un hecho
que impone retos y desafíos para los que, sobre todo, hay
que tener muchas ganas de trabajar. Rosa María Hernández,
de la Fundación Secretariado Gitano, está convencida de que
este esfuerzo merece la pena. Su trabajo diario en el CEIP
de Mendialdea, Berriozar (Navarra) con alumnado de Infantil
y Primaria se lo demuestra. Esta extremeña afincada en Pamplona
acude todos los días al centro educativo a ejercer un trabajo
de mediación, puente o interlocución entre el profesorado,
el alumnado gitano y sus familias, dentro del Programa de
Normalización Educativa con el Alumnado Gitano. Rosa confiesa
que le encanta su trabajo, porque aunque los resultados son
lentos, aunque la montaña se consigue granito a granito y
aunque a veces las dificultades parecen ser muchas, le reconforta
ver los resultados de su función. Tender puentes y facilitar
el entendimiento requiere de mucho esfuerzo y de tener en
cuenta muchos factores, como explica con estas palabras:
"De nada sirve
trabajar el absentismo si al final otras facetas de lo que
es la Normalización Educativa no estaban cubiertas. Un niño
que tenga un nivel muy bajo en clase y que no se integre con
sus compañeros, difícilmente te va a ir a clase, aunque sea
en primaria. Y tampoco le puedes explicar la obligatoriedad
y la idoneidad o lo recomendable que es la educación primaria
a las familias si al final se te está quejando de que el crío
está siempre expulsado. Quiero decir, que en nuestro trabajo
hemos ido incorporando otros elementos. Este es un programa
pionero en Navarra. En Primaria no hay mediadores ni educadores
en los centros educativos. Sí que hay experiencias en Secundaria
de Trabajadores Sociales en aquellos institutos con porcentajes
de alumnado socioclturalmente defavorecidos. Pero creo que
son cinco en total en todo Navarra. Este programa lo hemos
ido haciendo un poco entre todos y conforme hemos ido viendo
el día a día".
En el CEIP Mendialdea
el alumnado gitano, explica quien lleva media vida trabajando
codo con codo con este colectivo, no es conflictivo, ni tiene
problemas de convivencia y/o de comportamiento. Los 32 niños
y niñas gitanos/as que tiene el centro (de un total de 850)
actúan como cualquier otro alumno o alumna. No obstante, sí
existen otras barreras que dificultan su buena integración
en la vida del colegio. Algunas tienen que ver con la imagen
que las familias tienen de la escuela y su falta de expectativas
en la institución; otras, con la imagen -a veces estereotipada
y recelosa- que profesores y profesoras tienen acerca del
colectivo gitano. Y todas, son causa de una deficiencia en
la comunicación y/o el entendimiento entre las partes. Pero
eso, poco a poco, está cambiando. Rosa nos cuenta cómo.
PLAN DE NORMALIZACIÓN
EDUCATIVA CON EL ALUMNADO GITANO: ORIGEN Y DESARROLLO
En junio de 2006
se creó la figura de Educadora Social en el centro. Surgió,
cuenta Rosa, "un poco de manera anecdótica". En octubre del
curso 2005-06 se produjo una agresión por parte de un padre
gitano a un profesor del centro. A partir de ahí empezó un
largo proceso de mediación en el que terminó interviniendo
la Fundación Secretariado Gitano. Fue después de ese proceso
cuando la directora del colegio comentó a este organismo la
necesidad de -por la diversidad que existía y por las peculiaridades
de las familias gitanas- poder contar con una figura de apoyo
en el centro. La Fundación hizo un diagnóstico y una propuesta
y Bienestar Social lo subvencionó. Actualmente el proyecto
funciona a través de la Mancomunidad de Servicios Sociales
de Berriozar
¿Cuáles son
tus funciones?
ROSA MARÍA HERNÁNDEZ: Tal y como está estructurado el
programa, mis funciones son un poco el hacer de nexo, de unión
o punte entre el centro educativo y las familias gitanas.
El objetivo último que nos ponemos con el alumnado gitano
es lograr su Normalización Educativa. Por Normalización Educativa
entendemos la continuidad en la asistencia, la puntualidad
en las entradas, un comportamiento adecuado ante el aprendizaje,
antes las normas, los límites, etc. Otro criterio sería el
rendimiento escolar, lo que es el aprendizaje (que el chaval
esté en la media del grupo); la asistencia de las familias
a las reuniones generales a principio de curso, a las tutorías
individualizadas, cuando hay problemas que acuda al centro,
a los festivales de navidad... Todo lo que implica la participación
de la familias en los centros educativos. Otros criterios
son el nivel de higiene, el aporte de material necesario,
si las familias justifican o no las ausencias por enfermedad,
por visita médica...
Entonces tu
trabajo es la mediación
R.M.H: Sí, entre el centro educativo y las familias a
todos los niveles. Y luego trabajamos en red, con otros agentes
como los Servicios Sociales de Base, Fiscalía de Menores (en
el caso de absentismo), Departamento de Asuntos Sociales de
Menores, Familias.... ¿Qué diagnóstico hicisteis de la situación
del centro antes de poner en marcha el proyecto? R.M.H: El
diagnóstico se hizo un poco hablando de tú a tú con la directora
y con el centro. Entonces no había estadísticas ni datos,
ni papeles. No había un seguimiento de las faltas, ni se comunicaba
a Servicios Sociales.. Por un lado, vimos el problema del
absentismo tanto en Infantil como en Primaria. Incluso de
abandono. Las causas de este absentismo son varias, porque
hay de todos los tipos. Y hay mucho alumnado gitano que no
es absentista. Y yo lo que creo que es que también depende
del contexto sociofamiliar. No es por ser gitano, por la falta
de valoración, por lo que siempre podemos pensar que los gitanos
son así o asá, sino que dentro de las estructuras familiares
hay muchos obstáculos: gente que está en desempleo, perceptores
crónicos de renta básica, donde el cabeza de familia tiene
una enfermedad mental grave...En
algunos casos tenemos una situación de falta de vivienda.
Es decir, que hay muchos otros condicionantes.
En algunas familias
a lo mejor la valoración que se hace de la escuela es diferente
que la que se hace por parte de la población mayoritaria.
Tampoco te sabría decir un diagnóstico más exhaustivo. Yo
lo que veo es eso: una falta de expectativas. Muchos padres
me dicen 'pero ¿para qué tanto, Rosa? ¿tanto material, tanta
historia? En Berriozar no hay todavía un ejemplo de un gitano
o una gitana que haya estudiado y se haya formado, que haya
conseguido un empleo. Algo que sí ocurre en otros lugares.
Entonces, cuando
yo llegué al centro, la situación era esa: había familias
con un absentismo bastante grave, incluso de abandono. Por
parte del centro no se había hecho ningún intento de intervención.
No creo ni siquiera que pidieran intervención a los Servicios
Sociales: yo recojo las faltas y ya está. Las familias gitanas
no acudían al centro: ni a las reuniones generales, ni a las
citas individuales... No había un seguimiento. Había niños
gitanos sin el material necesario. Por otro lado, el rendimiento
escolar (a consecuencia del absentismo y de no tener en casa
las condiciones adecuadas) era más bajo de lo que le correspondía
por edad y nivel educativo. Los gitanos tampoco iban a las
excursiones. Y esto repercutía en la integración del niño:
en algunos casos existía rechazo frontal hacia el alumno gitano.
No por ser gitano, como no venía, dejaban de contar con él,
dejaban de hacer grupo con él.
SEGUIMIENTO
PERSONALIZADO DE CADA ALUMNO O ALUMNA... Y DE CADA FAMILIA
¿Cómo organizas
tu trabajo?
R.M.H:
Voy todos los días al colegio. Es donde yo hago mis coordinaciones
con el profesorado, donde yo estoy en los recreos para ver
el nivel de integración de los críos, el periodo de adaptación
de los de tres añitos, y es donde yo pudo estar con los chavales.
También en el cole tengo mis citas con las familias que se
consideren oportunas.
Haces un seguimiento
personalizado de cada niño y niña. ¿Cómo desarrollas tu trabajo
con cada familia?
R.M.H: Yo tengo una ficha donde yo recojo los criterios
que te he contado de Normalización Educativa. Le pregunto
a la profesora sobre el nivel de asistencia, justificaciones,
puntualidad, comportamiento, motivación, obediencia, material,
si ha venido la familia a las reuniones, etc. Y hago un diagnóstico
de ese alumno y acuerdo con la profesora cómo empezamos a
trabajar con la familia y cómo empezamos a trabajar con el
alumno.
Si existe algún
problema (no acude a clase, no trae el material, etc...),
siempre se intentan los cauces normalizados. La tutora envía
una nota a la familia 'te recuerdo que el material... ' o
'te vuelvo a citar, por favor acude...' Si estos cauces no
funcionan, ya empiezo a intervenir yo. Entonces yo voy al
domicilio, o cito a las familias, o me busco las herramientas...
Normalmente cuando conozco a las familias ya uso mucho el
teléfono. Depende de las familias. Yo ya sé qué puedo exigir
a las familias que conozco. Luego hay familias a las que veo
a diario, porque hay transporte escolar pero muchos gitanos
no lo usan y los llevan en su vehículo familiar. Entonces
yo aprovecho las entradas y salidas.
¿Qué tipo de
apoyo o de acompañamiento desempeñas?
R.M.H: Sobre todo creo que les hago explicable muchas
cosas. Por un lado, el tema de los plazos. Dentro de las familias
gitanas no le dan tanto importancia a estas cosas. Y el hecho
de tener a una persona que está pendiente de esto pues sí
ha supuesto un cambio.
Otras veces, el
que les explique el tema de las excursiones es también importante
('van cuatro profesores, la granja está a 20 kilómetros, yo
he estado allí y están todos los animales muy vallados....').
Les doy información que no se le da a otras familias porque
no lo necesitan, pero a ellos sí les ayuda.
Por otro lado,
está lo referente a todos los trámites burocráticos: becas
de comedor, solicitud de comedor, becas de material... Yo
tengo a gente que no sabe leer ni escribir.
O también les apoyo
cuando la tutora le manda un papel de cualquier historia y
no saben leer. O si saben leer no saben interpretarlo. Yo
creo que se les han explicado muchas cosas que ellos no tenían
información.
Luego, también
acompaño a las madres que me lo piden o me lo permiten a las
reuniones generales. A veces no entienden de lo que se está
hablando. Al ir con ellas, por lo menos hacen acto de presencia
y luego yo les explico lo que allí se ha hablado. Quieras
que no, ya se han enterado. O cuando ha habido que mediar
por algún conflicto con el profesor, yo estoy allí también.
Que esté ahí una persona a la que ellos consideren cercana
y a la que conocen es importante.
LOS OBSTÁCULOS
Y AVANCES DEPENDEN TAMBIÉN DEL PROFESORADO
El trabajo de Rosa
está en permanente coordinación con profesores y profesoras
del CEIP Mendialdea. De la misma manera que dedica gran parte
de su tiempo a explicar diferentes aspectos de la vida educativa
a las familias, también se acerca al profesorado para explicarle
las peculiaridades de la cultura gitana y las de cada familia
en reuniones cotidianas, en formaciones especiales o, incluso,
cursos en el CAP. No obstante, Rosa confiesa que encuentra
muchas dificultades en hacerse entender por el profesorado
y alude que no encuentra "tanta colaboración; algunos tienen
muchos prejuicios y mucho desconocimiento de la cultura gitana.
Me cuesta que el profesor vea las dificultades que tiene este
chaval o este otro a nivel individual, lo que se va a notar
en su comportamiento, en que venga a clase...". A veces, reconoce,
el profesorado está a un nivel que las familias no llegan,
a un nivel de exigencias que las familias no van a cumplir,
y no entiende que haya que repertirle algunas cosas, o estar
pendientes de ellos. Y otras ocasiones, como ocurre con las
familias, las expectativas en la escolarización del niño gitano
no son muy altas. "No es que sea la norma general", argumenta,
"sino que son factores con los que me he encontrado".
No obstante, las
dificultades se van superando y poco a poco el diálogo con
el profesorado mejora, de la misma manera que con las familias.
"Cada vez", enfatiza, "hay mejor sintonía".
¿Dirías que
el proyecto está funcionando?
R.M.H: Yo creo que sí. Y veo que, teniendo en cuenta que
no se pasa del 0 al 10, sí que hay un avance. Por ejemplo,
ahora mismo no hay ningún abandono. Sí que hay cinco críos
con absentismo grave, y que hay obstáculos, pero con el resto
de las familias, pues ya van justificando las faltas, ya van
avisando al centro... aunque no lo hagan en la totalidad de
las ocasiones. Pero es que han pasado de no hacerlo, a hacerlo.
También hay un ritmo de aprendizaje. Y sólo llevamos dos años.
Además, con el programa se ha facilitado mucho el paso de
Primaria a Secundaria. Se ha conseguido, y este es un aspecto
importante en la escolrización del alumnado gitano.
En las excursiones
también ha habido muchos resultados. Empezamos con niños que
no iban de excursión (por miedo, por recelo, por falta de
costumbre) y hemos conseguido que ya empiecen a ir a las que
son aquí cerca. Ya hemos conseguido que se monten en un autobús.
Y este año hemos conseguido algo que era impensable dos años
atrás: que una chica gitana vaya a un campamento durmiendo
dos noches fuera.
Otro avance: el
tema de las reuniones generales. De las 18 familias que tenemos
van sólo tres, pues sí, no es mucho. Y no siempre. Pero también
hay que decir que todas las familias a nivel individual han
acudido, al menos una vez, a hablar con el tutor. Antes, no.
A lo mejor cuesta más convocarles, pero están yendo. A su
ritmo.
Por último, el
servicio de tutorías afectivas. Esta medida la empezamos a
poner en marcha la tutora y yo, de unas experiencias que vimos
en Canarias. Hablaban de la figura del tutor afectivo, que
no daba clase, que tenía cierta afinidad con el chaval, que
le ayudaba en ciertos aspectos de la escolaridad. Yo he estado
con cuatro chavalillos: con la primera por problemas de habilidades
sociales (muy agresiva hablando); con el segundo chaval con
el que trabajé, era muy retraído, y trabajamos su 'YO personal',
su reflexiones propias, su organización del material; con
otra niña trabajé su comportamiento en el autobús escolar
(escupía, chillaba, insultaba) porque no sabía canalizar de
otra forma mensajes que llegaban de su familia y de su entorno
escolar. Los hacemos cuando hay una demanda por parte del
profesor y se hace en horario lectivo, una hora a la semana,
que coincida sobre todo con inglés o euskera. Están dando
muy buenos resultados.
Y poco a poco vamos
sumando. Sí que es verdad que todavía hay gente que no lo
ve claro, pero es progresivo. Yo, la verdad, es que estoy
muy contenta con los resultados.
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