Empoderamiento
de las chicas adolescentes,
un arma para combatir el absentismo escolar
La Fundación Secretariado Gitano desarrolla un programa
con estudiantes gitanas en colaboración con un instituto
madrileño
"Nosotros
insistimos mucho con lo de la motivación, el apoyo,
el reforzarlas mucho, que vean que los pequeños logros
son importantes, que son pequeños pasitos que pueden
dar grandes resultados.."
Ruth Mayo, Dispositivo Latina de la Fundación Secretariado
Gitano.
Lunes
y jueves por la tarde, en el Dispositivo de la Fundación
Secretariado Gitano (FSG) del distrito Latina. Siete
jóvenes, a veces ocho, se reúnen en torno al 'Proyecto
Aula Joven' que desarrolla esta institución en coordinación
con los centros educativos de las alumnas. Son chicas
de entre 12 y 15 años, todas ellas de 1º de la ESO,
repitiendo 1º o en 6º de Primaria, a punto de pasar
al instituto. Están en la edad que coincide con su
desarrollo físico y en el que más peligro corren de
abandonar los estudios. Por eso han sido seleccionadas
para este programa, donde tienen talleres de manualidades,
apoyo escolar, salidas culturales, videoforum, informática...
actividades que, sobre todo, les puedan enganchar
para que continúen con la actividad y que a los responsables
de la FSG les sirva para ir introduciendo otro tipo
de contenidos que las puedan apoyar. La clave nos
la cuenta Ruth Mayo, responsable del dispositivo Latina:
motivarlas y trabajar su autoestima para que se vean
capaces de estudiar y para que se den cuenta de los
beneficios que les pueden aportar no abandonar su
educación formal.
Identificación de necesidades
La idea de trabajar con chicas pre-adolescentes y
adolescentes en lugar de con un grupo mixto surgió
por los obstáculos que algunas familias suelen poner
a que sus hijas salgan de casa y vayan a estudiar
una vez han empezado a desarrollarse físicamente.
Sus reticencias vienen dadas por el miedo a que se
relacionen con chicos y que se desvinculen un poco
del entorno protector del barrio, de la familia, de
lo conocido.
Esto
tiene varias consecuencias relacionadas: por un
lado, es la edad que coincide con el cambio del
colegio al instituto, mucho más grande y desconocido,
donde la percepción que tienen las familias del
control sobre las niñas es mucho menor. Por otro
lado, si se trata de alumnas con grados previos
de absentismo, éstas van acumulando un desfase
educativo que al llegar al instituto dificulta
mucho el seguimiento de las clases, generando
una frustración y una desmotivación que, si no
va acompañada del apoyo familiar, es un caldo
de cultivo para llegar al abandono. |
|
Claro que esta no es la situación de
todas las jóvenes gitanas -aclara Ruth Mayo- ya que
muchas tienen el apoyo de sus familias y otras tantas
no tienen problemas de absentismo. Pero sí es el caso
de las que han sido derivadas desde Servicios Sociales,
desde el Programa de Absentismo de la Junta Municipal
o desde el propio Programa de Normalización Educativa
de la fundación para formar parte de 'Aula Joven'.
Teniendo
estas necesidades en cuenta, los aspectos clave del
perfil de las alumnas son: la edad (de 12 a 16 años),
la situación educativa (al curso en el que estén,
en que estén matriculadas, etc.) y la proximidad al
dispositivo (si no viven cerca la asistencia suele
complicarse bastante).
Coordinación
con el centro educativo y las familias
El
Proyecto Aula Joven no es ajeno a la realidad escolar
ni al entorno familiar de las jóvenes. Como depende
del Programa de Normalización Educativa que la FSG
desarrolla en múltiples ciudades españolas, se enmarca
dentro de un conjunto de actividades de seguimiento
escolar de menores, entre las que se encuentran las
actividades con familias y con centros educativos.
En este sentido, se mantienen reuniones mensuales
o bimensuales con el centro de referencia de las participantes,
el IES Renacimiento, en el colindante distrito de
Carabanchel. "La relación es fluida", afirma Ruth
Mayo, manteniéndose una coordinación con la PTSC,
con jefatura de estudios y con tutoras y tutores.
Y la acogida del IES Renacimiento también es muy positiva,
por lo que a veces participa en la derivación de alguna
menor al programa o en la coordinación con la familia.
Por
otro lado, se desarrollan tutorías individuales con
las menores y visitas a domicilios familiares. Para
impulsar la relación con padres y madres, la FSG primero
hace una entrevista de acogida cuando el caso llega
derivado. Posteriormente, cita a la familia con la
menor y se hace una entrevista informativa sobre el
tipo de actividad, el por qué ha sido derivada, etc.,
haciendo hincapié en que 'aula Joven' no sustituye
la asistencia al centro educativo. Por último, se
pasa a una entrevista individual con la menor, sobre
las expectativas que ésta pueda tener de la actividad,
sobre la motivación.... para terminar con la incorporación
de la menor al grupo.
Toda
esta serie de reuniones y entrevistas está dando buenos
resultados. En algunos casos en los que las familias
que no estaban muy convencidas de que las menores
participaran, han terminando viendo los aspectos positivos
del programa después de una serie de negociaciones
y acuerdos..
¿Qué
se trabaja en Aula Joven?
Ruth
Mayo nos contesta: "Tratamos de desarrollar actividades
de enganche; por ejemplo ahora la educadora que más
tiempo pasa con ellas (Cris) ha planteado lanzar una
revista. Estamos intentando que ellas elaboren artículos,
que también nos sirve para practicar lectoescritura
y otras materias más educativas, para reforzar la
permanencia y que ellas puedan ver el resultado de
su actividad, que se pueda distribuir por el distrito...
También lo de Internet, que siempre funciona muy bien.
Se trabajan contenidos de lectoescritura o conocimiento
del medio (asignaturas que ellas tienen en el instituto)
(
) y a la vez, su uso para búsqueda de fotos, de
personajes que a ellas les guste... Les suele motivar
mucho.
"
Todas las actividades están relacionadas con el refuerzo
escolar, la lectoescritura, los contenidos curriculares,
etc. Y sin embargo, no se limitan a eso. También se
trabajan habilidades sociales, sesiones de salud,
se busca la motivación, la autonomía y el empoderamiento
de las menores. Algo que se consigue, por ejemplo,
con las salidas culturales, que para ellas son muy
importantes porque no suelen salir de una zona muy
pequeña (de la casa, del barrio de referencia y poco
más). La experiencia del año pasado en Navidad fue
muy positiva: hicieron una salida al centro, a la
Plaza Mayor y a una Asociación de Mujeres, de la que
se trajeron algunos libros que luego fueron trabajando
en grupo. Hicieron otra salida a la sede de la Fundación
de Vallekas a visitar una exposición. "Y eso es la
aventura del siglo; darles esa autonomía también es
importante", recalca Ruth Mayo.
Pasito
a pasito... grandes avances
Al
preguntar a Ruth Mayo sobre los resultados de este
proyecto no vacila ni un momento. "Son lentos", dice,
"son pequeños, pero a la vez son enormes". Desde que
comenzara el proyecto en el año 2004, los casos más
llamativos son los de chicas que, habiendo abandonado
los estudios en edad obligatoria, consiguen reincorporarse,
aunque sean con 16 años. Por ejemplo, chicas que se
reincorporan a ACE que es un recurso para menores
de 15 años, o chicas que se incorporan a Garantía
Social. Otros ejemplos: los de chicas que llegaron
al proyecto sin haber asistido nunca a un centro educativo
(analfabetismo total) y han aprendido a leer y escribir
en la actividad.
En
cuanto al grupo de chicas actual, la trabajadora del
FSG se muestra ilusionada: "Lo que más llama la atención
es lo de la motivación; llegaron aquí con muchas muchas
muchas faltas de asistencia mensuales (a lo mejor
un absentismo del 80% al mes) y ahora que han hecho
el paso a Secundaria, que es el punto más difícil
que hay siempre, entre ellas mismas se refuerzan la
asistencia, o ellas mismas te van contando las notas
que sacan o la relación que tienen los profesores
como logros que ellas ven. Son un grupo muy majo.
Las educadoras se lo han trabajado mucho mucho y está
dando muy buenos resultados. Son grupos con resultados
muy lentos (bueno, el resultado en educación es muy
lento) pero se van viendo cosillas que animan mucho
a seguir".
MÓNICA CHAMORRO// RESPONSABLE DEL ÁREA DE EDUCACIÓN
EN LA FUNDACIÓN SECRETARIADO GITANO
¿Qué
trabajo se está realizando desde la Fundación
con centros educativos madrileños?
MÓNICA CHAMORRO: Nosotros entendemos que
el trabajo con el colectivo gitano (que tiene
especiales dificultades), tiene que tocar varios
puntos ineludibles, que no vale tocar sólo uno.
Esos cuatro puntos son: 1) el propio alumno;
2) la familia; 3) los centros educativos; y
4) otros recursos de la zona (Servicios de orientación,
servicios sociales, asociaciones de vecinos,
etc.) En los centros, normalmente son actividades
de ocio y tiempo libre, deportivas, de apoyo
escolar, de prevención y solución del absentismo,
de habilidades sociales...
Nos
consideramos asociación Intercultural
e intentamos que nuestras actividades estén
dirigidas a toda la población. Nos parecería
un error que estuvieran dirigidas sólo a alumnado
gitano.
Por
otro lado, también hacemos otras actividades
con padres y madres, porque uno de los objetivos
principales es que las familias y el centro
mejoren su relación y que las familias se acerquen
al centro educativo. Ese es nuestro gran potencial,
que tenemos mucho contacto con las familias
y hacemos de puente; pero el objetivo ahí sería
dejar de ser intermediarios, que no nos necesitaran,
que la relación ya fuera sólo entre familias
y centro
¿Cuáles
son los principales obstáculos en la escolarización
del alumnado gitano?
M. CH.: El principal problema es el absentismo
escolar y lo que provoca: un gran desfase curricular
(en gran parte del alumnado, que no en todo),
desmotivación, etc.. Debido a la desestructuración
de algunas familias, o su poca trayectoria educativa.
Siempre de algunas familias, no de todas.
Los
colegios tienen también muy poca adaptación
a estos alumnos, el profesorado no suele tener
una formación específica, prevalecen muchos
prejuicios hacia el colectivo gitano y las ratios
en las aulas son muy elevadas. Yo he llegado
a oír en una Mesa del Menor: 'no esta chica
de 14 años no va a clase porque forma parte
de su cultura'. Y no, eso es una barbaridad,
eso no forma parte de ninguna cultura, y si
lo formara, no habría que aceptarlo y es obligación
de la Administración Pública garantizar que
la niña vaya al colegio. Nuestros compañeros
gitanos cuando oyen estas cosas les repatean
y dicen '¿qué va a ser esto cultural? No ir
a la escuela no tiene nada que ver con nuestra
cultura'.
Otro
punto problemático es el paso de Primaria a
Secundaria, porque ahí sí hay muchos chicos
y chicas que se quedan en el camino. Y luego
están las familias, algunas de las cuales no
se acercan al centro para nada.
¿La
solución?
M. CH.: No hay recetas, muchas veces es
cuestión de ponerle ganas, imaginación y ser
respetuoso.
|
|