La mediación intercultural, un esfuerzo
por relacionar a docentes, alumnado y familias
"La
mediación es intentar hacer ver a las diferente partes
de la comunidad educativa la realidad del alumnado.
Trabajar la diversidad y las especificidades de la
vida de cada chico o chica. Si se tiene en cuenta,
realizas tu labor educativa de otra forma." Brahim
Roubi, mediador socioeducativo.
El
IES Sabina Mora, en Torre Pacheco (Murcia), cuenta
con diferentes medidas encaminadas a fomentar la interculturalidad
en un centro con un alto porcentaje de alumnado extranjero,
sobre todo marroquí pero también ecuatoriano e inglés,
entre otros. Son mediadas y actuaciones tales como
el Aula de Acogida con los tres niveles estipulados
por la legislación, la Jornada Intercultural, la Jornada
por la Paz o el Desdoblamiento de todas las clases
del Primer Ciclo en agrupaciones flexibles. Además,
el instituto acoge la figura del mediador sociocultural
desde el curso 1999-2000, año en el que Brahim Roubi
entró a trabajar en el centro a través de un Proyecto
de Apoyo Educativo y Mediación Intercultural, dependiente
de la Mancomunidad de Servicios Sociales del Sureste.
Durante estos nueve años Brahim ha tenido muchas funciones:
desde apoyar a los profesores del aula de acogida
y a los profesores de compensatoria para facilitar
la primera acogida al alumnado extranjero que acaba
de llegar, favorenciendo esa primera comunicación
con el alumno, hasta facilitar su interacción, acoger
a la familia, hacer un seguimiento de absentismo,
o promover actividades interculturales en el centro.
El
trabajo de la mediación, cuenta Brahim, tiene varios
frentes: familia, alumnado y personal del centro educativo.
Es una función de puente entre varias partes, de facilitación
de la comunicación y el diálogo. "Cuando empezamos
con el proyecto" - cuenta este mediador que también
interviene en el CEIP Hernández Ardieta de Torre Pacheco-,
"la queja común era que las familias no acudían al
centro. Y cuando preguntamos a las familias nos decían
que no recibían la carta de reunión, de aviso, de
citación o porque no entendían el español. Ahora intentamos
que todas las cartas que se envíen a familias inmigrantes
(sean marroquíes, o ingleses...) que vayan traducidas
al árabe, al inglés o a su idioma. También les aseguramos
que en la reunión va a haber un traductor. Eso les
facilita su asistencia y participación. Si va a una
reunión y no entiende lo que se les dice y no le entienden,
no va a acudir a una segunda reunión, porque no lo
ve necesario."
La
mediación no se limita a la traducción-interpretación,
por muy importante que ésta sea. El trabajo de Brahim
es una labor 'codo con codo' con el profesorado de
acogida y/o de compensatoria, ya sea por la dificultad
que pueda tener por el idioma o simplemente de apoyo
a sus funciones. Además, la naturaleza de sus tareas
le obliga a estar e coordinación con todos los profesores
que están en contacto con el alumnado inmigrante;
prácticamente con todo el claustro.
Su
trabajo en el centro no es más que dos o tres días
a la semana y por esa razón no está en permanente
contacto con el alumnado, no puede conocer todas sus
necesidades y demandas, así que se coordina con el
tutor para hacer una adaptación curricular o ver qué
es lo que necesita para ayudarle, según nos explica.
La educación intercultural, dirigida a todo el alumnado
diverso en cualquiera de sus realidades, exige un
seguimiento muy personalizado por cada caso. Y ahí
actúa Brahim: hay un seguimiento de cada alumno, se
ve la relación con el tutor, con las familias, se
les informa, invitándoles a las reuniones, animándoles
a participar..
Superando
algunas dificultades...
Conseguir
un diálogo y participación óptimos entre todas las
partes no es tarea fácil. No hay recetas mágicas ni
fórmulas inmediatas. La mediación, como la educación,
está en permanente construcción, y tiene que ir superando
barreras y obstáculos. Según la experiencia de Brahim
Roubi en el IES Sabina Mora, el primero de estos obstáculos
tiene que ver con la continuidad del proyecto en sí:
"el hecho de que no intervengas en un centro de forma
continua los cinco días de la semana te hace perder
muchas cosas y no te permite hacer un seguimiento
más exhaustivo. Era razonable intervenir dos días
en el IES Sabina Mora cuando empezamos en el '99,
que había 43 alumnos extranjeros. Ahora el número
se ha cuadriplicado. Entonces, el hecho de no estar
ahí permanentemente, te dificulta tu trabajo".
De la misma manera, la continuidad del propio profesorado
de los centros se presenta como situación idónea que
no siempre se da. Brahim Roubi cuenta cómo en el CEIP
Hernández Ardieta, por ejemplo, tienen profesores
que han trabajado durante tres años en aulas de acogida.
Ahora se han hecho expertos en el tema, tienen un
buen entendimiento con el mediador, conocen al alumnado
y a sus familias y saben cómo enfocar su trabajo.
"Es la continuidad lo que se hace fundamental. Contar
cada año con un compañero nuevo que tiene una metodología
y una forma diferente frena un poco el trabajo", y
ésta es, asegura Brahim, una realidad en muchos centros,
donde que hay mucho movimiento de docente interinos
y no fijos.
El
proceso de conocer al alumnado es lento y largo. Aunque
se tengan más de 20 alumnos y alumnas en las aulas,
hay que ver a cada uno o una de manera personalizada,
o como explica Brahim: "no como alguien que tiene
que aprender A o B, sino con el que tienes que tener
en cuenta su realidad social, su entorno, la familia,
de dónde viene, si ha estado escolarizado o no...
O cambiamos el chip y tenemos en cuenta a ese alumnado,
o estamos haciendo las cosas mal. Este cambio implica
tener una mirada colectiva sobre el grupo pero también
específica por cada alumno, con todas sus diferencias.
Es absurdo también pensar que el alumnado autóctono
es homogéneo". Y eso es, precisamente, lo que intenta
transmitir este mediador con su trabajo desde que
entró en el Instituto que, como decíamos, se va adaptando
poco a poco a la diversidad del alumnado.
En
este instituto murciano ya se han tomado muchas medidas
de atención a la diversidad, como muestran los carteles,
indicaciones o saludos en árabe que decoran el edificio;
la biblioteca que ya alberga un 'rincón del libro
árabe' para el alumnado que hable ese idioma; las
traducciones en los anexos de las matrículas a otros
idiomas, la jornada intercultural o la educación en
valores que se trabaja cada trimestre.
PEDRO CÉSAR// RESPONSABLE
DEL PROGRAMA DE INSERCIÓN SOCIAL
" También sensibilizamos a las familias sobre
los derechos educativos
de sus hijas"
Pedro
César nos describe muy detalladamente las funciones
de los mediadores/as de este Programa que se
desarrolla en 19 centros públicos de Primaria
y Secundaria de la Mancomunidad (formada por
tres municipios: Torre Pacheco, Fuente Álamo
y la Unión): " En todos estos centros tenemos
mediadores y mediadoras, cuyas funciones son
las siguientes:
1.
Apoyo en la orientación al alumnado recién llegado
al centro. Se trata de apoyar tanto a la llegada
de la familia al centro (a la hora de tramitar
la matrícula, las labores de matriculación,
secretaría, que sobre todo las familias marroquíes
sí que tienen dificultades) como a los profesores
a la hora de hacer una evaluación del alumno
recién llegado en el que hay dificultades de
comunicación.
2.
Estrecha coordinación con el profesorado de
compensatoria, una vez que el nuevo alumno o
alumna se ha incorporado a la clase de apoyo.
3.
Hacer de puente entre el equipo directivo, el
cuerpo docente y la familia del alumnado extranjero.
Por ejemplo, a la hora de detectar necesidades
económicas relacionadas con ingresos económicos,
o situaciones de problemas en el alojamiento
del menor... En ese sentido, el mediador presta
un apoyo técnico, acompaña en visitas, envía
informes al equipo directivo y a los tutores,
etc.
4.
Apoyo a las familias en la tramitación de becas
(de libros, becas de comedor, etc.). No se trata
de crear recursos específicos sino de facilitar
un recurso que ya existe y que está normalizado,
pero al que el alumnado inmigrante tiene dificultad
en acceder (por desconocimiento, por barreras
idiomáticas, etc.)
5. Fomentar la relación y colaboración de la
familia con el centro y viceversa en el seguimiento
de la escolarización del menor. El mediador
o mediadora concerta entrevistas con las diferentes
partes cuando hay problemas de idioma u otro
tipo de de conflictos como, por ejemplo, que
a una chica marroquí su familia no le autoriza
para hacer educación física. Pues ahí interviene
para sensibilizar a la familia, explicándole
también que es un derecho y es un deber al mismo
tiempo.
6.
Apoyo en el trabajo con las familias para la
continuidad de la educación postobligatoria
de los menores. Detectando dificultades, hablando
con las familias, intentando encontrar soluciones...
7.
Prevención y reducción del absentismo, que supone
un problema acuciante en los dos últimos cursos
de Secundaria. El mediador o mediadora se cita
con las familias y el tutor; comprueba las causas
de ese absentismo; y finalmente interviene mediante
el diálogo y la negociación con las partes implicadas.
En último lugar, si esto fracasa, se deriva
el caso a la Técnica de Absentismo, o, en última
instancia, a Protección del Menor y ya con medidas
judiciales.
8.
Involucrar a padres y madres -migrantes o no-
en las AMPAS, que no están teniendo una participación
muy elevada.
9.
Promoción de actividades interculturales en
el centro, dirigidas a todos los miembros de
la comunidad educativa (equipo directivo, profesorado,
alumnado, familias...). Se apoya al centro en
el diseño y la ejecución de actuaciones como
talleres, jornadas interculturales, lecturas
colectivas, etc., para dar a conocer la vida
cotidiana de todo el alumnado y traspasar la
barrera de los estereotipos y el folklore. Ver
que hay más cosas que nos asemejan que las que
nos diferencian".
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