ROSARIO CASTRO DEL RÍO DIRECTORA
"Hoy la interculturalidad es algo normal"
La geografía humana y espacial del CEIP San Miguel
ha cambiado, indudablemente, en los más de diez años
que lleva trabajando la interculturalidad. Donde hoy
hay una estación de metro, de reciente inauguración,
antes había un descampado con autobuses habitados
por familias húngaras gitanas, sin agua y sin luz.
Cuando los hijos e hijas de estas familias comenzaron
a acudir al San Miguel, el centro decidió aprovechar
el programa de compensatoria y habilitó unas duchas
para estos niños y niñas, "preferíamos que perdieran
media hora de clase y llegasen a las clases limpios
para que no fuesen rechazados por sus compañeros",
recuerda la directora Rosario Castro del Río. Con
esta medida tan básica, el colegio comenzó a articular
medidas de integración a partir del '93, año en el
que el centro empezó a tener un alto porcentaje de
alumnado de etnia gitana. Ese año hubo un conflicto
puntual con una familia gitana que les hizo repensar
sus modelo educativo: "vimos que una metodología tradicional
con estos niños fracasaba y nos propusimos un cambio".
Desde entonces, priorizan un modelo de convivencia
basado en el diálogo y la participación del alumnado
y las familias (ver recuadro).
Diversidad
cultural y currículo
Hace ya bastantes años, comenzaron a llegar al centro
niños y niñas de diversos países, con sus idiomas
y códigos culturales. Y el colegio aprovechó toda
esa diversidad para enriquecerse. El profesorado comenzó
por formarse a través del grupo AMANÍ, especializado
en temas interculturales, y a preparar su propio material
intercutural.
Realizaron
cuatro proyectos de innovación con la CAM. La metodología
de trabajar por proyectos era muy oportuna para empezar
a integrar la diversidad cultural en el currículo
del centro. Así, comenzaron realizando proyectos con
los países de los que más alumnado tenían: "Trabajábamos
un páis por trimestre. Había unos profesores responsables,
normalmente los tutores que más alumnos tenían del
país elegido, que coordinaban al resto de compañeros".
Rosario nos explica con más detenimiento el proyecto
con China: "Se hacían actividades de experiencia y
contacto con la embajada China para que nos facilitaran
materiales. Llegó a venir al centro un grupo de profesores
de Pekín, nos dieron una charla (hablaban muy bien
el español) y nos dejaron libros, diapositivas, cuentos
chinos. Ese trimestre dábamos prioridad a ese país,
y desde la megafonía del centro saludábamos en ese
idioma; bajaba un alumno/a de ese país y saludaba
en su idioma". De cada país trabajado se hacía un
pequeño diccionario con las frases más habituales
y cada profesor, dependiendo del ciclo, integraba
en sus clases actividades relacionadas con este país
(los más pequeños, por ejemplo, tenían fichas para
colorear y en sexto se integraban contenidos como
cultura y economía...). Además, se celebraba una semana
temática del país que estuvieran trabajando en las
aulas. Una semana abierta a las familias con actividades
de todo tipo. La directora nos describe todas estas
actividades mientras nos muestra un álbum con diversas
fotografías cuidadosamente archivadas por años. Vemos
talleres de cocina, actuaciones teatrales con niños
y niñas vestidos de trajes propios del país elegido,
exposiciones con objetos típicos de esos países. Las
familias no sólo participaban como observadoras, también
aportaban ideas y recursos materiales para estas exposiciones.
"Algunos padres del país venían a darnos una charla.
Por ejemplo, una año que tuvimos alumnos del Congo,
el padre vino a darnos una charla y nos dejó un video
en el centro precioso...Fue muy interesante y muy
enriquecedor para todos".
De
la interculturalidad a la diversidad
Las
fotografías analógicas del album que nos muestra la
directora nos remiten a un pasado. Probablemente hoy
esas actividades estarían inmortalizadas en formato
digital. Pero ya no es necesario. La diversidad cultural
en el colegio San Miguel está normalizada y no precisan
de semanas culturales específicas. "Ahora la diversidad
la vemos como algo tan natural". Sólo hay que entrar
a un aula aleatoriamente para comprobar que hay alumando
de múltiples países. Cada curso un caleidoscopio de
países diferente, donde España es uno más.
En el comedor también tratan de reseptar la diversidad.
Solicitan a la empresa dieta especial cuando hay cerdo
"los musulmanes tienen una religión diferente a la
nuestra, se respetan sus diferencias. Es el mismo
procedimiento que realizamos con alumnos alérgicos,
donde pedimos una dieta especial. Y no hay ningún
problema".
La
diversidad es tratada de una forma más integral. El
Plan de Acogida, por ejemplo, que lleva más de 10
años, ya no es específico para alumando extranjero:
"dio tan buenos resultados, que lo aplicamos con todo
el alumnado nuevo. Consiste en que se le dice al tutor
o a la tutora que va a recibir al alumno nuevo, de
dónde viene, quien es y en la tutoría se hace un recibimiento.
Si por ejemplo viene de Ecuador, y en la clase hay
alumnos de ese país, se intenta que se integre lo
mejor, se les dice qué como lo han pasado ellos, cómo
se sintieron el primer día; se les hace un poco ponerse
en su lugar".
Cuando
hablan de diversidad del alumnado, no sólo se refieren
a la procedencia o cultura, también se refieren a
las diversas capacidades funcionales. Esa es otra
diferencia, y tratan de fomentar el respeto y la valoración,
la diferencia como algo enriquecedor. ¿Por ejemplo?:
"Cada año (ya van por el octavo) realizamos un intercambio
con un colegio donde hay niños con discapacidad mental,
movilidad reducida y anomalías psíquicas. Se trata
de ver las diferencias/dificultades que pueden tener
esto niños. Se realiza una gymcana en el patio, que
prepara la profesora de educación física, y tienen
que hacerla entre todos. Se hacen pequeños juegos
y también se les prepara un desayuno. Lo que se pretende
es trabajar mucho el apoyo, la ayuda y la colaboración.
Otro día, van todos a una psicina y también ven las
diferencias porque hay niñós con discapacidad que
van a la piscina como terapia de rehabilitación y
a lo mejor un alumno del San Miguel no sabe nadar
y ve que otro niño con su discapacidad nada muy bien.
Así ven no sólo las dificultades que tienen sino las
posibilidades".
También
realizan intercambios con niños de otros países, especialmente
de Suecia e Inglaterra. Es por el progrma Comenius,
en el que el colegio participa. Siempre, vanguardista,
este colegio ahora flirtea con lo último en las nuevas
tecnologías. Se trata de las pizarras digitales, que
acaban de implantar en todas las clases. Es noviembre
de 2008 cuando visitamos el centro, las pizarras digitales
llevanen el centro sólo dos meses, aún es pronto para
pedir resultados. Pero Rosario ya advierte las ventajas,de
estas pizarras que en lugar de tiza tienen ratón,
y que permiten al profesorado navegar por internet
y mostrar recursos pedagógicos audiovisuales en sus
clases: "Estamos viendo que está mejorando la atención,
los niños están mucho más interesados por los aprendizajes,
ya que les llega de una forma mucho más gratificante.
Cualquier tipo de información en internet, de cualquier
lugar, la tienen en directo y de inmediato".
Principos
del centro: Convivencia y diálogo
"El lema que tenemos es trabajar el conflicto
como algo positivo. El conflicto se da en todas
partes, en todos los trabajos, todas las familias...Lo
importante es tratar de resolverlo pacíficamente,
a través del diálogo, por eso escuchamos mucho
a nuestros alumnos y hacemos que se pongan en
el lugar del otro. Se intenta que hablen con
mucha libertad, y si tienen algún conflicto
se lo cuentan a su tutor. Si éste no puede darle
solución, se acude al jefe de estudios, y si
no, a la directora, que siempre tiene las puertas
abiertas. Pensamos que el conflicto hay que
resolverlo en el momento que surja. Si hay un
conflicto en el patio se resuelve inmediatamente
y luego el tutor elige el tema del conflicto
para hablarlo en su próxima tutoría. Hay temas
que les preocupa como la sexualidad, los complejos...
Siempre les decimos, 'el niño perfecto no existe'.
Para favorecer la participación del alumnado
tenemos una hora de tutoría semanal y está establecido
hacer como mínimo dos o tres juegos cooperativos.
El tutor ve los fallos de ese grupo, si hay
algún niño aislado, si tiene alguna problemática
especial... y utiliza el juego cooperativo de
cara a resolverlo" (Rosario Castro del Río,
Directora del CEIP San Miguel)
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