Venir a la Europa fortificada. Reflexiones en torno a la identidad
Por Estela Rodriguez. Grupo de investigación consolidado Multiculturalismo y Género
Estela Rodriguez
Grupo de investigación consolidado Multiculturalismo y Género
(mcultur@trivium.gh.ub.es)
Universidad de Barcelona
*Indice: 1– Antecedentes históricos de la pretendida universalidad identitaria europea.
1.1- La universalidad económica o el Estado del Bienestar.
2- La reemergencia de los discursos sobre la «raza». Del racismo biologicista al racismo cultural.
2.1- El papel de los medios de comunicación en las actuales sociedades multiculturales.
2.1.2- La inmigración femenina. Una presencia invisibilizada.
3- Conclusiones
Introducción:
Situándonos en cómo han ido discurriendo los discursos en torno a la inmigración en los últimos meses, no podemos dejar de lado de qué manera las sociedades europeas contemporáneas están siendo influidas por los actuales flujos migratorios. Los discursos políticos de los últimos días, han estado marcados por una tendencia a subrayar que la absorción de inmigrantes por la nueva Europa en recién construcción, tiene sus límites.
Las discusiones del Consejo Europeo el pasado mes de junio se redujeron en tratar a la inmigración únicamente como una cuestión de orden público y de control policial. Si alguno de nosotros hubiéramos nacido en Ecuador y tuviéramos que partir para la Europa que vemos en los medios de comunicación, llena de riqueza y oportunidades, no dudaríamos en pensar que el mayor problema que tiene actualmente Europa es la lucha contra la inmigración ilegal. El Consejo Europeo de Sevilla, nos hizo sentir que las fronteras se espaciaban, que los límites entre los «europeos» y los nuevos «inmigrados» cada vez eran mayores. Los datos reales, en cambio, si consultamos el Eurostat de finales del 2000, nos hablan de una entrada de inmigrantes que se compensa por una salida de aquellos que decidieron volver a sus países de origen, como en tiempos atrás hicieran los españoles que emigraron a tierras europeas y que, tras el beneficio económico, retornaron al estado español con sus familias. Y sin embargo, el único discurso que llega a la opinión pública, desde diferentes cauces y no sólo a través de los medios de comunicación, es el de una Europa fortificada, que no puede asumir mayor flujo de inmigrantes. Como nos recuerda Rosi Braidotti en el excelente estudio «Figuraciones de nomadismo. Identidad europea en una perspectiva crítica», la tendencia a desarrollar una soberanía de la unión puede declinar en sustituir el viejo «eurocentrismo» en un nuevo «europeísmo», es decir, en la creencia de una Europa étnicamente pura. Si bien el mito que formalizó la identidad estadounidense ha estado basado en un pasado multicultural, la constitución de la identidad europea, ha estado vinculada a la idea de una clara homogeneización cultural. Sin embargo, las migraciones a escala mundial, con su descomunal desplazamiento de población de la periferia al centro, han puesto en tela de juicio la supuesta homogeneidad cultural de los estados nacionales. A pesar de ello, este mito «sigue siendo crucial para la leyenda del nacionalismo europeo» y es en esta idea de homogeneidad en la que están basadas las nuevas configuraciones identitarias de la futura identidad europea en ciernes. Varias identidades (o figuraciones, como lo denomina Braidotti) quedan fuera de esta fortaleza6: «el emigrante; el exilado; el refugiado o el que busca asilo; el temporero; el extranjero ilegal; los sin techo y los desarraigados; y más aún: la novia por correo; la prostituta ilegal7; la víctima de violación en tiempo de guerra que busca asilo político en la Unión Europea (y no se le concede porque la violación no le confiere status de refugiada política); la doméstica interna de Filipinas que ha reemplazado la figura más familiar de la chica canguro o la chica au pair…». Todas estas realidades son las que se han de asumir en las nuevas configuraciones identitarias de esta Europa que antaño se creía única e universal.
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