Inmigrantes menores de edad en Cataluña: un reto para las instituciones educativas
Por Jordi Garreta Bochaca (Universitat de Lleida)
La llegada de menores inmigrantes procedentes principalmente de África, ha comportado que en España, y concretamente en Cataluña, las instituciones públicas y privadas se planteen como atenderles. La respuesta dada desde la administración catalana se ha caracterizado por una evolución desde el uso de las estructuras existentes hasta la propuesta más reciente de creación de nuevos centros ante la dificultad de dar una respuesta adecuada con lo existente.
1. Introducción
La inmigración de extranjeros en España y, particularmente, en Cataluña es un fenómeno que por ser relativamente reciente, incrementar la diversidad cultural y cuestionar las actuaciones de las instituciones existentes, ha despertado el interés de investigadores y medios de comunicación social. Especialmente, una parte de esta inmigración ha tenido un papel protagonista en los medios y, en cambio, escaso estudio por parte de investigadores, entre otras cosas debido al poco tiempo transcurrido desde su detección. Nos estamos refiriendo a la llegada de inmigrantes menores de edad que la prensa escrita sacó a la luz a finales de septiembre y principios de octubre de 1998 destapando la situación que desde hace algunos años están viviendo los llamados «inmigrantes adolescentes de la calle»: marginalidad, desamparo… En otras palabras, inmigrantes menores de edad pero con expectativas de adultos.
Este artículo se centra en la respuesta institucional dada desde Cataluña a la presencia de estos menores, pero que nos refiramos a esta Comunidad Autónoma no significa que no se dé en otras, más bien al contrario, ya que este fenómeno parece más frecuente en otras autonomías como por ejemplo la andaluza. Lo interesante en este caso es notar el modo como la Generalitat de Cataluña, ante la obligación cívica y social de hacer frente a esta entrada incontrolada de jóvenes extranjeros, atiende de forma inmediata a estos menores que sufren situaciones de riesgo. En realidad ha echado mano a la estructura institucional existente, concretamente los Centres d’Acollida y de Urgències, para procurarles una atención primera y transitoria. Estos centros son servicios residenciales de estancia limitada (más limitada en los de Urgències, por lo que nos centraremos poco en ellos), que tienen por objeto realizar la observación y diagnóstico de la situación de los menores atendidos y que la Administración catalana ha aprovechado como recurso institucional de choque para acoger a los menores objeto de nuestro interés. En otros países, como pone de manifiesto el Síndic de Greuges en el informe extraordinario dirigido al parlamento de Cataluña (Parlament de Catalunya 2000), este tipo de centro para niños y adolescentes no existe como equipamiento a parte de los Centros Residenciales de Acción Educativa (CRAE) -donde residen temporalmente los menores a los que se aplica la acogida simple en institución- sino que cada uno de estos cuenta con plazas reservadas para asumir la función que realizan en Cataluña los Centres d’Acollida. Los dos modelos tienen ventajas e inconvenientes. En el documento del Síndic (que vendría a ser el defensor del pueblo) se citan concretamente que en el otro modelo los menores se ahorran el cambio de centro, pero el modelo catalán resulta adecuado a la realidad ya que hay largas colas de espera para obtener una plaza en un centro residencial y los equipos que atienden a la infancia y adolescencia (EAIA, como veremos) están sobrecargados, no siendo posible que hagan los estudios-evaluaciones con el detalle y la rapidez necesaria en estos casos. Por último, mencionar que tanto la intervención en el medio con menores de alto riesgo como el estudio-diagnóstico en un centro de acogida demandan una especificidad concreta y diferenciada, hecho que también justificaría el centro diferenciado.
Por esta especificidad catalana, por la repercusión social que ha tenido la presencia de menores inmigrantes, por las dudas de cómo intervenir y los miedos de la administración de no hacerlo adecuadamente -y que la prensa lo divulgue-, etc. nos propusimos analizar a través de los profesionales de estos Centres d’Acollida (inicialmente quisimos hablar con los menores, pero tuvimos que desistir para no perturbar el anonimato e interferir en las intervenciones realizadas) el porqué de la llegada de estos menores inmigrantes, sus vivencias, sus expectativas, es decir lo que esperan de su viaje y, en consecuencia, lo que esperan encontrar en Cataluña en los centros que los acogen, etc. Además, por supuesto, pretendemos aproximarnos a los retos estructurales y formativos que esta presencia imprevista plantea. Así, en las siguientes páginas, después de exponer los objetivos y funciones de estos centros para que el lector se familiarice sobre qué y quiénes centramos nuestro estudio, se presenta el proceso de entrada en los mismos. Una vez realizado esto describimos, a partir de una tipología, a los atendidos para pasar a evaluar las actuaciones que se realizan pensando en estos menores (generalmente las mismas que para otros usuarios) y analizar cómo ven la diversidad cultural los profesionales que deben atenderles. Para finalizar, antes de las conclusiones, presentamos la valoración realizada de algunas propuestas de futuro que pueden facilitar el trabajo en estos centros y en otros contextos multiculturales.