Poblaciones Indígenas: Esa otra dramática exclusión
Por Evangelina Javier, Directora de Desarrollo Humano del Banco Mundial
Mañana el mundo conmemora el legado de los pueblos indígenas. En América Latina, ellos comprenden el 10% de la población y representan el principal grupo desfavorecido.
La década pasada estuvo marcada por una oleada de movimientos indígenas que ejercieron poder político en América Latina, desde la rebelión en Chiapas en 1994 hasta el derrocamiento de los gobiernos de Bolivia y Ecuador. En los últimos 20 años, los electores de Bolivia, Guatemala y otros países han aumentado de manera significativa la proporción de representantes indígenas en el Poder Legislativo y los partidos políticos indígenas han ganado elecciones municipales y alcaldías.
A pesar del aumento en su influencia política, los pueblos indígenas han conseguido muy pocos avances económicos y sociales durante el último decenio y continúan sufriendo altos niveles de pobreza, baja escolaridad y mayor incidencia de enfermedades y discriminación.
La pobreza entre los indígenas de Ecuador se acerca al 87%. En México, la incidencia de la extrema pobreza en el 2002 era 4,5 veces mayor en las municipalidades predominantemente indígenas respecto de las no indígenas. En el Perú, el 43% de los hogares pobres es indígena.
Los indígenas de Guatemala entre 15 y 31 años tienen en promedio 3,5 años de escolaridad en comparación con los 6,3 años que registra la población no indígena. En promedio, los miembros no indígenas de los hogares del Perú ganan prácticamente el doble de los ingresos percibidos por los hogares indígenas.
Para conseguir mejores resultados en materia de lucha contra la pobreza entre la población indígena de América Latina, es fundamental centrarse en cuatro áreas específicas: educación, salud, rendición de cuentas en la entrega de los servicios públicos y recolección de datos.
1. La experiencia internacional y nuestras propias investigaciones demuestran que la educación es el motor más importante de los niveles de ingreso. Con una educación de mayor alcance y mejor calidad por medio de programas de enseñanza bilingüe-bicultural es posible disminuir la brecha en los años de escolaridad y mejorar la calidad de la educación.
2. Las persistentes diferencias en salud entre la población indígena y la no indígena, lo que incluye tasas de desnutrición significativamente más altas entre los niños pequeños, indicadores deficientes de salud materna y acceso limitado a seguros de salud, apuntan a que debemos promover el acceso igualitario a atención de salud para la población indígena por medio de la implementación de programas centrados en la salud materno-infantil.
3. La población indígena también carece de voz o de alternativas efectivas para influir sobre los servicios que reciben. Es vital mejorar la rendición de cuentas en la entrega de servicios sociales a la población indígena aumentando la participación de los padres y de la comunidad y fijando metas y visiones claras.
4. Un área de acción más técnica está relacionada con los esfuerzos de recolección de datos. No existe una manera sistemática de identificar con exactitud a la población indígena por medio de censos o encuestas a los hogares. Es fundamental mejorar los esfuerzos relativos a la identificación de la población indígena para poder vigilar los avances en materia de desarrollo humano.
La población indígena es un componente significativo e importante de los habitantes de América Latina. Su legado, formas de vida y manejo de este planeta son un patrimonio valioso para todos nosotros. Mejorar su bienestar social y económico no es solo lo correcto, sino que además es un buen negocio para toda la sociedad latinoamericana. Estudios recientes demuestran que es la propia pobreza la que impide alcanzar tasas altas y sostenidas de crecimiento en la región debido a que la sociedad se ve privada de la contribución productiva de muchos de sus miembros.
Fuente: El comercio/Lista Interculturalidad