Los gitanos no tienen cara de ángel
Por Beatriz Gimeno
El racismo contra los gitanos está estallando ante nuestras narices sin que nadie mueva un dedo para evitarlo. El racismo es una manifestación más del fascismo y como tal debería ser enfrentado y contestado por la opinión pública y por las instituciones democráticas – o por lo que quede de ellas-. El racismo que ha señalado a los gitanos como el chivo expiatorio de sus delirios está instalado en todo el continente y lo mismo da que se trate de un gobierno supuestamente socialista o de un gobierno semiautoritario o nacional- católico. Ante este asunto lo mismo nos da el gobierno de Hollande que los gobiernos ultras de los países del este. Todos contra los perversos gitanos que van de un lado a otro; poco importa que se mueven huyendo de la persecución, la discriminación y la miseria; son culpables. En estas descubren a una niña rubia viviendo en una familia gitana a la que los medios enseguida llaman “cara de angel” y se arma la marimorena porque ya sabemos que los gitanos no son rubios, sus hijos no parecen ángeles ni mucho menos tienen aspecto nórdico; luego tiene que ser robada. Aunque la familia explica cómo y por qué han criado a esa niña, aunque aparecen videos en los que la niña corretea feliz, aunque los vecinos explican que siempre ha sido bien tratada y querida, los medios nos informan de que, en realidad, la niña ha sido comprada (¿con qué?) y que estaba destinada a sufrir los peores destinos, entre los que no se incluye ser pobre, discriminada o perseguida, no. Lo que le espera a esa niña criada por una familia gitana es ser carne de tráfico de órganos o de prostitución.
Durante unos días niños y niñas rubios y angelicales, luego no gitanos y supuestamente raptados salen en los medios, se busca a sus verdaderos padres, dando por hecho que no son parte de las familias en las que se han criado. Miles de personas llaman a la policía horrorizados por la situación de esos niños y ofreciéndose para hacerse cargo de ellos. Se desata una búsqueda “mundial” de padres rubios, claro, cuyos hijos hayan sido secuestrados por personas más bien oscuras y preferentemente gitanas. Las familias de estos niños salen en los medios retratados como si fueran delincuentes juzgados y condenados. La policía griega (esa policía repleta de fascistas confesos y a menudo convictos) distribuye su versión en la cual la niña iba a ser casada a los doce años por sus padres con el objetivo de obtener una sustanciosa ganancia económica. No se sabe de dónde han sacado esa versión porque es de suponer que los padres no se lo habrán contado; no se sabe por qué suponen que siempre que hay una boda gitana alguien se hace rico vendiendo a la novia; nada de eso importa, en estos días ningún gitano tiene acceso a los medios para explicar, por decir obviedades, que hay gitanos rubios, que las novias no se venden, que los gitanos tampoco venden a sus hijos y que, en todo caso, la gente pobre, pobre de solemnidad, no compra niños, sino que eso es una práctica cada vez más extendida entre la gente rica que compra niños o niñas, igual que compran órganos o “esposas”.
En todo caso la policía europea se pone a buscar a niños rubios entre las familias gitanas y encuentran a varios. La gente delata a familias que tienen niños y niñas rubios y en Irlanda lo primero que hacen es retirar la custodia a los padres de otra niña con pinta de nórdica. En Grecia detienen a unos gitanos acusados de raptar a una niña…¡rubia! Y los jueces ordenan revisar millones de certificados de nacimiento para ver si existen “redes gitanas” de tráfico de niños y niñas. El hecho de que poco después aparecieran los verdaderos padres de la primera niña rubia reconociendo que no la vendieron, sino que la dejaron con otra familia porque no la podían atender (era la número 13 de sus hijos) no sirve para que nadie se arrepienta de nada. En Irlanda las pruebas de ADN realizadas a los padres del niño rubio confirman que, aunque rubio, angelical y con pinta de nórdico, es hijo de sus padres y tan gitano como ellos. Este asunto claramente racista y manipulado desde el principio ha recibido un exhaustivo seguimiento por parte de todos los medios. Al final resulta que como “cara de ángel” es gitana la preocupación por ella se disuelve con la misma rapidez con la que creció. Que viva en la miseria junto con su familia y como el 90% de los gitanos europeos, que no vaya al colegio porque no la admitan en ninguno, que no pueda disfrutar de las condiciones de vida más básicas, eso es algo que no le importa a nadie, ni es noticia, ni moviliza a ningún gobierno. Hace poco tiempo, y también en Grecia, los padres de una escuela hicieron una protesta pública porque el centro había aceptado la matrícula de unos niños gitanos que finalmente acabaron yendo a clases en un edificio separado, muestra clara de que como dice Manuel Valls, no quieren integrarse. De eso no se hicieron eco los medios ni se hace eco ningún gobierno. Esta es la Europa racista a la que nos estamos condenando en medio del silencio de muerte de la mayoría. A mí me da asco, pero también me da mucho miedo.
Fuente: El Plural