Las razones de la Educación Pública para rebelarse contra la Lomce
La Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (Lomce) ha generado rechazo desde su primer borrador. Denunciada por haber sido aprobada gracias al «rodillo parlamentario» del PP que tuvieron los conservadores en la X legislatura, la repulsa social se canalizó en la calle en las mayores concentraciones en favor de la Educación Pública de la historia de la democracia española.
Una unión de estudiantes, profesores y padres que devino en la Marea Verde y se consagró más tarde en la Plataforma Estatal por la Escuela Pública. Este jueves, la Marea Verde convoca otra huelga educativa contra la Lomce, a la que ve «tocada de muerte» ante la negociación del pacto educativo en la Comisión de Educación del Congreso, pero sobre la que avisa: todavía se aplica. «Se está jugando con los tiempos. En el desacuerdo hay Lomce, en la espera del pacto, hay Lomce», señala José Luis Pazos, presidente de Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA).
La Marea Verde teme que el PP aproveche la negociación, retrase el acuerdo la comisión, que debía presentar un borrador en seis meses, tarde más de un año, y el proceso parlamentario para aprobarlo abarque otros dos. Resultado: la Lomce funcionado toda la legislatura.
Por ello, y aunque el ministro del ramo, Íñigo Méndez de Vigo, pidió desconvocarla como muestra de buena voluntad ante la negociación, la Marea Verde vuelve a marchar contra la Lomce. Una ley que en palabras de Agustín Moreno, profesor y portavoz del movimiento, «lo que hace es consagrar el vendaval de recortes que se han dado en España en los últimos cinco años. No lleva ninguna memoria económica, sino que lo que hace es ajustar los términos legales a una disminución de casi un punto del PIB en materia educativa (9.000 millones de euros)».
Disgrega, segrega, segmenta: elitiza
Las organizaciones sociales han cargado desde el principio contra la Lomce al entender que, a pesar de su nombre, no tiene un propósito educativo, sino «ideológico». «Tiene por objetivo elitizar la educación y hacerla más inaccesible y hacerla más inaccesible para las familias trabajadoras», afirma Ana García, secretaria general del Sindicato de Estudiantes.
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