Luisa Martín Rojo: «Hay muchos hábitos y muchos aspectos que dan por hecho que todos somos blancos, católicos, europeos y que hablamos español»
«Hay muchos hábitos y muchos aspectos que dan por hecho que todos somos blancos, católicos, europeos y que hablamos español»
Luisa Martín Rojo es profesora en Lingüística desde 1991 en la Universidad Autónoma de Madrid. Sus investigaciones se dirigen a los estudios sociolingüísticos de la diversidad de lenguas, estudios pragmáticos de comunicación y análisis de discurso. A través de su trabajo, intenta profundizar en la comprensión de cómo es ejercida la dominación por medio del uso del lenguaje y la producción de ideologías lingüísticas
Por Ana Gamba Romero/ UAM Solidario
Luisa Martín Rojo es profesora en Lingüística desde 1991 en la Universidad Autónoma de Madrid. Sus investigaciones se dirigen a los estudios sociolingüísticos de la diversidad de lenguas, estudios pragmáticos de comunicación y análisis de discurso. A través de su trabajo, intenta profundizar en la comprensión de cómo es ejercida la dominación por medio del uso del lenguaje y la producción de ideologías lingüísticas (la imposición de lenguajes y estilos comunicacionales, los prejuicios y las normas lingüísticas), así como mediante medios de control de la producción, circulación y recepción de discurso (lo que se llama el orden social de discurso).
Su estadía en Amberes y Bruselas, donde vivió dos años con una beca posdoctoral, fue definitiva en el desarrollo de su investigación y su labor docente: Después de la guerra del Golfo, en Bruselas hubo disturbios raciales fuertes en barrios turcos y árabes. Por otro lado, el surgimiento de grupos nazis de origen flamenco y el hecho de que se gestaran en la Universidad influyó mucho en mí. Así es que lo primero que planteé al llegar a la Universidad Autónoma fue hacer unas jornadas sobre la xenofobia y el racismo.
En 1992, con la apoyo del rector Ángel Gabilondo, que en ese entonces era Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Luisa Martín Rojo realizó la primera Jornada de la Diversidad en la UAM («El otro como problema») con la participación de profesorado de la misma universidad y de la UCM: La idea que teníamos entonces es la misma mantenida hasta ahora y es abrir espacios en los que se pueda manifestar la diversidad. En esas jornadas invitamos a las asociaciones de inmigrantes que apenas empezaban a surgir y a asociaciones gitanas. En la publicación que se hizo de estas jornadas, “Hablar y dejar hablar sobre racismo y xenofobia”, escribieron los diferentes colectivos con el fin de legitimar su discurso y hacer patente que eso que decían que “no existía” (el racismo), existía. Desde entonces, afirma Martín Rojo, su labor docente e investigadora ha sido dirigida a conocer cuál es el tratamiento que se hace a la diversidad en diferentes ámbitos de actuación.
Lo que compruebo cada día es que la diversidad en la Universidad, mi lugar de trabajo, es invisible, existe pero no se hace presente. Hay muchos hábitos y muchos aspectos de la organización que dan por hecho que todos somos blancos, católicos, europeos y que hablamos español, lo cual no deja de ser una violencia simbólica que se ejerce sobre aquellos, que son parte de nuestra comunidad, pero no comparten estos rasgos. Los Erasmus, por ejemplo, cuentan con más espacio y visibilidad. Para nosotros que somos lingüistas son una herramienta de trabajo, sin embargo, otros estudiantes, con confesiones distintas se ven obligados a “asimilarse” y apenas logran un espacio. En nuestro campus, hoy, un hindú no puede comer sin renunciar a sus hábitos y creencias en el campus, esto sería impensable en un país que siempre se critica como es Estados Unidos o Inglaterra.
Claramente, la diversidad es una riqueza para la profesora Martín Rojo, quien siempre esta dispuesta a sugerir propuestas para evitar esa violencia simbólica; ejemplo, un voluntariado lingüístico que apoye a las personas extranjeras con dificultades para informarse sobre la gestión de sus distintos estudios, un manifiesto de condena al racismo, o la lectura de los Derechos Humanos en varias lenguas, sabiendo que realmente es una tarea a largo plazo que significa transformar muchas sinergias.
En ese esfuerzo por avivar la diferencia, el propio trabajo hacia dentro es prioritario para la Universidad. Si bien es cierto, que las declaraciones y la investigación de los profesores de la UAM siempre tienen mucha proyección y repercusión hacia fuera, estaría bien examinar la construcción de los propios hábitos internos hacia la diversidad: A pesar de que en los últimos años, la diversidad comienza a verse como algo positivo y así aparece en los discursos políticos, en las instituciones europeas y en espacios donde antes no existía, es realmente necesario trabajar por transformar la organización y los hábitos cotidianos. Así sucede en la propia Universidad. Si comparas la página web de la UAM con una Universidad de Toronto donde los colores de las gentes, las diferentes formas de vestir y lenguas aparecen enseguida señaladas como una realidad diversa, notaremos que aquí seguimos percibiendo nuestro entorno como una realidad homogénea.
Si se hiciera un estudio lingüístico de la Universidad, añade, nos sorprendería lo diversos que somos y lo poco que hemos integrado esa diversidad. Y aquí no se incluye sólo a la inmigración de origen extranjero, afecta también a la inmigración interna del estado español, es decir, aquí en nuestra facultad hay muchos profesores de origen andaluz que no muestran su acento, las lenguas del estado no están en ningún sitio representadas, ni siquiera se imparte catalán o vasco en esta Universidad a pesar del número representativo de personas que hablan o se interesan por estas lenguas. Mientras tratemos así la diversidad no la integraremos nunca. Sólo la ocultaremos. De la misma manera que para la integración de las distintas clases sociales y géneros hubo que transformar las escuelas, la forma de enseñar, sus contenidos y su organización, lo mismo ocurre con la diversidad cultural y lingüística. La iniciativa, por tanto, no puede ser sólo de los profesores y alumnos, ha de ser liderada por las autoridades académicas.
Para la profesora Martín Rojo es importante que dentro de la propia Universidad se invierta parte de nuestro tiempo y de nuestras energías: Si elInstituto Universitario de Migraciones se consolida dentro de la Universidad y consigue reunir a todas las personas que estamos trabajando por separado, yo creo que desde esa base se va a poder hacer al interior, una labor de liderazgo que también se necesita.
De todos modos, Luisa Martín no deja de señalar los cambios positivos que ha percibido desde las jornadas de 1992 en la UAM hasta hoy: Aquellas personas que participaron en las jornadas del 92 hoy tienen grandes equipos, interesantes proyectos y han construido títulos en los que se enseña a tratar la diversidad, por ejemplo, el Master de Migraciones, los cursos mediación, etc.
De hecho, ella misma, junto con la profesora Esther Alcalá Recuerda, dirige el Curso de Formación Continua de Comunicación intercultural, interpretación y traducción en servicios públicos, cuyo objetivo consiste en formar profesionales plurilingües, en el campo de la traducción e interpretación preparados para el desempeño en servicios al ciudadano, así como proporcionar conocimientos y destrezas para facilitar la intercomprensión entre los hablantes de las distintas lenguas de una comunidad:
Es preciso aprender a tratar las diferencias, incluso cuando se habla la misma lengua. Así ocurre con las lenguas de colonización -expresa la profesora Martín Rojo – como el español, el portugués o el francés, que se utilizan en muchos lugares del mundo, pero se hablan de forma distinta. Por ello, el curso tiene una parte importante que es de sensibilización hacia las diferencias en la forma de hablar y de comparación también entre lenguas que pueden generar malestar en las personas o rechazos. Luego eso lo aplicamos a traducción en la interpretación pero también a cómo deberían ser diseñados los folletos o la presentación de la información para acoger realmente a personas que vienen de afuera y que necesitan que ésta sea adecuada para ellos culturalmente”.
El curso cuenta con estudiantes de origen inmigrante (el año pasado asistieron marroquíes, argelinos, de Europa del este), así como traductores e intérpretes de origen español que ya tenían la titulación de grado y se querían especializar en servicio público. Se trata de facilitar el acceso y la convivencia en nuestras ciudades, cada vez más diversas y donde el movimiento de las personas es cada vez más frecuente. Un Ayuntamiento al igual que una Universidad no puede mantenerse pensando que sólo va a hablarse una lengua, la ciudad necesita tener documentación de todo tipo para los recién llegados, desde las colonias escolares, el padrón, hasta el alquiler de material de montaña. No tenemos por qué suponer que para vivir en una sociedad haya necesariamente que hablar español a todas horas y que uno pueda sentirse mas cómodo que en otra lengua.
Por último, la profesora Luisa Martín hace hincapié en la respuesta positiva de las personas cuando se perfila un tratamiento adecuado integrador de la diversidad: Depende del trato que se de, se recibe una respuesta. Lo verdaderamente importante es darle voz a la diversidad universitaria, que sean los estudiantes los protagonistas. Hacer visible la variedad, es importante porque cambia en la gente la visión de dónde está. Incorporar la imagen de la diversidad en la Universidad es necesario para todos, para los que están aquí porque pone de manifiesto un encuentro lleno de riqueza y para los que vienen, porque sugiere la idea de que hay otros como ellos, que la universidad no es un lugar ajeno”.
Fuente: UAM Solidaria