VARIOS CENTROS . Galicia

Una investiga-acción colaborativa para incentivar la participación
de las familias migrantes en la vida educativa

La investigación y las leyes educativas recuerdan, una y otra vez, que una de las claves del éxito educativo es la implicación de las familias en la educación de sus hijos/as. Pero estas referencias se quedan en papel mojado si no se articulan los mecanismos necesarios para fomentar la participación de las familias; teniendo en cuenta las desigualdades sociales de los colectivos más desfavorecidos.

Para analizar la participación en la vida escolar de sus hijos/as de las familias migrantes, el equipo de investigadores/as del Grupo de Investigación Esculca de la USC, dirigido por la profesora Mar Lorenzo Moledo, realizó un diagnóstico con 458 familias migrantes. Como nos resume la profesora Lorenzo, si en Primaria la participación de las familias inmigrantes es baja, aún lo es más en Secundaria. La investigación realizada por este equipo también revela que la participación está unida a la integración, y concretamente, a la integración escolar y social de los niños/as en los centros.

Además, conscientes de la necesidad de vincular integración social y participación de las familias migrantes, el equipo de investigación de la Universidad compostelana diseñó un programa de intervención. El programa consta de tres módulos: uno educativo (se informa a los padres sobre la estructura y el funcionamiento del sistema educativo en el que estudian sus hijos/as y el papel que pueden ejercer las familias); uno social (para que conozcan la red de apoyo social de la comunidad); y uno cultural (para que conozcan los rasgos definitorios básicos de la cultura de la sociedad de acogida). Para cada módulo se diseñó material específico que fue sometido a grupos de discusión a fin de ser validado por agentes educativos y sociales, y los resultados de estos grupos fueron analizados con criterios estadísticos para determinar los aspectos críticos del programa.

Equipo de trabajo colaborativo
El siguiente paso fue crear un Equipo de trabajo colaborativo entre el centro educativo, el Ayuntamiento de su zona y una organización cívica. Orientadores del centro (que ejercen de coordinadores del programa), y trabajadores sociales/educadores familiares dependientes del Consistorio recibieron la formación necesaria para implementar el programa. La base del programa consiste "no en dirigir a las familias sino en 'dialogar' con ellas", puntualiza la directora del trabajo. Asimismo, con el objeto de ayudar a que padres y madres participasen en el programa y no tuviesen problemas con la atención a sus hijos una vez terminado el horario escolar, se diseñó y llevó a cabo, con el concurso de las organizaciones cívicas (Cruz Roja), un programa lúdico-educativo con los niños y niñas. Creado el equipo de trabajo en el centro, el programa se aplicó a lo largo de dos meses. Dependiendo de las escuelas, se realizó una sesión o dos por semana, siempre con un par de horas de duración. En todas las sesiones del programa en cada uno de los centros estaba presente un miembro del equipo investigador, que hacía las veces de observador/a pero que no intervenía directamente. Mar Lorenzo se afana en aclarar la función del investigador/a: "formamos al personal implicado para que luego pueda seguir con el programa cuando nos hayamos ido del centro".

Resultados con rostros
La evaluación cuantitativa y cualitativa llevada a cabo, y que implicó a todos los agentes, reveló la adecuación del programa. Pero no es ese el nivel que Mar Lorenzo considera más reseñable, sino el propio sentir de los centros, donde cambios que pueden parecer pequeños desde fuera se valoran como grandes avances. Para dar cuenta de los buenos resultados se priman las historias, y no tanto los datos:

"En un centro, el de Negreira, donde no teníamos muchas expectativas dadas las especiales dificultades del grupo, los resultados alcanzados y la valoración de todos los profesionales fue altamente positiva. Allí trabajamos con mujeres marroquíes, analfabetas en su propio idioma, que no hablan ni el gallego ni el castellano. El trabajo fue muy intenso y fructífero por parte de la orientadora y de la educadora familiar. Para solventar este problema introdujimos como profesoras a las hijas de dos de las participantes en el programa para que nos ayudaran con la traducción".

En otro centro, donde siempre iban las madres a las reuniones, "ahora los padres acuden a la reunión del centro educativo". En el caso de centros con alto porcentaje de familias marroquíes, donde las mujeres están más apartadas de los espacios públicos, se ha conseguido que vayan a las reuniones las madres, no sólo los padres.

Incluso una de las niñas marroquíes ha podido diluir las barreras familiares que la impedían, por su género, acudir a cursar un grado medio en Santiago de Compostela. El cambio se atribuyó, en buena medida, a la participación de su madre en el programa.

"En uno de los centros uno de los padres se presentó a las elecciones para formar parte del Consejo Escolar y ganó".

La conclusión más destacada de esta investigación es que existe una relación directa entre integración y participación de las familias en la vida educativa del centro. La participación de las familias se relaciona, según Mar Lorenzo, con unas actitudes positivas hacia el estudio y la educación, mejora de la autoestima y sentimiento de competencia. ¿Por qué? "Cuando los padres van al centro y participan, se implican, proyectan hacia sus hijos que lo que ellos hacen les importa y es de su interés".

Y las familias autóctonas, ¿dónde quedan en este proyecto? "Efectivamente, la integración es un proceso bidireccional, por lo que también hemos motivado la participación de las familias autóctonas, bien por medio de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, bien a través de la participación de otras familias ajenas a la Asociación. En los centros donde participaron padres y madres autóctonas la reflexión y el trabajo fue más rico".

Continuidad
Los centros con los que han trabajado continúan en esta misma línea y ahora el equipo de investigación de la Universidad está en conversaciones para ampliar el programa a otros centros educativos gallegos.

"Cuando haces una investigación de este alcance, y con las dificultades que es preciso solventar, no puede ser que el trabajo se quede en un despacho, que es lo que ocurre con frecuencia en la investigación social. El objetivo de nuestro trabajo es que llegue a la sociedad civil y, naturalmente, a la mayor cantidad posible de centros educativos y de personas implicadas en el desarrollo educativo", concluye Mar Lorenzo.


ALGUNAS CLAVES DEL ÉXITO DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN CON FAMILIAS MIGRANTES

- Se adapta a la diversidad de las familias: La participación de las familias migrantes en la vida escolar puede estar dificultada por diversos factores, desde un desconocimiento del sistema educativo a los propios códigos culturales. "Es una población muy heterogénea y el programa tiene que ser muy flexible para adaptarse a las necesidades de todo el mundo", explica la directora del estudio. El programa de integración dinamizado por este equipo de la Universidad de Santiago de Compostela se encontró con que no podía utilizar los materiales del módulo cultural con las mujeres marroquíes, no sólo porque no hablaran castellano ni gallego, sino porque eran analfabetas en su propio idioma. Por esa razón, de nada servía traducirlo al árabe. "Eso no pasa con las latinoamericanas, que tienen un nivel de estudios medio-alto y su lengua es el español".
Los roles de género también varían en distintas culturas: "quienes van a los centros educativos, en el caso de latinoamericanas, son las mujeres y, en el caso de los marroquíes, son los hombres".
La dificultad de conciliar la vida familiar con la laboral es otra de las barreras. Teniendo esto en cuenta, se trató de llegar a acuerdos con las familias con el tema del horario. "No son las familias las que se adaptan al programa sino el programa a ellas. Por ejemplo, en Burela, como las madres trabajan fuera de casa, desarrollamos el programa a última hora de la tarde (de 19h a 21h); en Negreira, como las mujeres marroquíes no trabajan fuera del hogar, pudimos ponerlo justo a partir de las 17h. Fue distinto en cada centro".

- Estimula la participación. ¿Cómo conseguir que las familias participen en un programa que precisamente se desarrolla porque las familias no participan en la vida educativa? La comunicación intra e interinstitucional fue muy importante. Durante casi un año estuvimos trabajando con la administración autonómica y con la local para poder desarrollar el programa. La labor de los servicios sociales y de un mediador, en el caso de las familias marroquíes, fue decisiva para implicar a las familias.
El programa lúdico, que se desarrolló paralelo a las sesiones con las familias, como mecanismo para facilitar la conciliación, se convirtió además en un "imán" para los niños y niñas: "son ellos los que en muchos casos arrastran a las madres para que acudan al centro".
El reconocimiento a su participación fue otro de los aciertos. "Se les dio un diploma de participación de la USC, que les sirve para la acreditación del arraigo". ?

- Metodología activa. Como continúa explicando Mar Lorenzo, el programa busca que las familias incrementen sus niveles de actividad y sus habilidades sociales. Se utilizaron, sobre todo, grupos de discusión y estrategias de aprendizaje cooperativo.

- Apropiación por los centros: Para evitar que fuese un programa unilateral, de Universidad a centro escolar, y con el propósito de ofrecer herramientas útiles, se diseñaron materiales específicos, que fueron sometidos a grupos de discusión con los profesionales de los propios centros educativos. Se trataba de que tuviera una utilidad directa y que pudiera ser asumido desde la misma realidad de los centros.