El desequilibrio de las perspectivas del desarrollo económico
en el mundo. Son evidentes las desigualdades entre los
países del Norte y del Sur. En la mayoría
de los países con población emigrante, el
mercado de trabajo está muy orientado a la exportación
y genera poco empleo. Además, estos países
han tenido que someterse a las políticas de ajuste
estructural impuestos por el FMI y el Banco Mundial.
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Por
último, el desmantelamiento local de empresas y su
cambio de ubicación hacia zonas más pobres
de los países del Sur provoca, no sólo la
resistencia en el propio lugar sino también, con
mayor frecuencia, la huida de trabajadores hacia los países
ricos. (Sami Nair. Javier de Lucas. Inmigrantes. El desplazamiento
en el mundo. Ministerio de Trabajo y asuntos sociales)
Diferencias sensibles respecto a los Derechos Humanos.
Muchos de los países de origen han vivido dictaduras,
como son los países del Cono Sur latinoamericano
(Uruguay, Chile, Argentina) y Guinea Ecuatorial. Han generado
movimientos de éxodo de la población, primeramente
por razones políticas y después por razones
económicas. Otros de los factores decisivos en la
historia actual han sido los conflictos bélicos de
la Ex Yugoslavia, la caída de los regímenes
comunistas de los países del este, el fundamentalismo
islámico en Argelia, etc.
La presión demográfica. La baja natalidad
de los países del Norte que puede afectar gravemente
al mantenimiento del sistema económico contrasta
de forma importante con el crecimiento demográfico
de los países del Sur, cuyas nuevas generaciones
se encuentran en alza.
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