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Duelo
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Se
entiende por duelo el proceso de reorganización de
la personalidad que tiene lugar cuando se pierde algo que
es significativo para el sujeto.
(Joseba Atxotegui)
Por lo que concierne a la mujer que emigra, se trata de
reelaborar los vínculos que ha dejado en su país
de origen, que son en realidad sus referentes afectivos
y emocionales y los marcadores de su personalidad. Pero
se tratará también, para ella, de emprender
un camino nuevo, de "rehacer su vida", creando
nuevos vínculos con las personas del país
de destino.
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Este
proceso de "duelo" requiere un tiempo de dolor
y de asunción de las circunstancias pero no deja
de ser un proceso natural: dejamos atrás cosas
vividas que nos ayudan a vivir otras nuevas. Desde la
perspectiva de la migración femenina, la esperanza
de condiciones más igualitarias en los países
de acogida, a pesar de las duras condiciones laborales,
facilitan en mayor medida la vivencia de ese duelo. Por
otra parte, la voluntad de establecerse en el país
de acogida, el proyecto migratorio que incluye a los hijos
y las hijas, hará que el proceso de adaptación
se haga con más constancia.
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Citando
de nuevo a Joseba Atxotegui, hacemos nuestra su clasificación
de los duelos de la emigración y de la interculturalidad |
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El duelo por la familia y los amigos
La separación de unos hijos pequeños que
reclaman muchas veces dramáticamente su presencia
o la distancia respecto a unos padres ancianos y enfermos
producen en las mujeres inmigrantes sentimientos de
culpa difícilmente superables. |
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El
duelo por la lengua
La lengua, la cultura, las tradiciones, la tierra, representan
el entorno en el que la niña y el niño
desarrollan su inteligencia y su capacidad emocional.
Los asocia con los recuerdos de felicidad de la infancia
y al perderlos, sienten que pierden a la vez su pertenencia
a ese mundo. |
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El
duelo por la cultura
En el concepto de cultura, incluiremos también
una forma determinada de ver el mundo, y de cómo
comportarse en él. Lo que en un país es
cortesía en otro puede no serlo. Y muchas veces,
la confrontación de dos sociedades distintas
produce más fricciones que la propia necesidad
de acomodación en sí.
La alimentación, los olores, la forma de vestir,
los colores o el sentir del tiempo de unas sociedades
no basadas en la productividad entran en contradicción
con las de los países europeos.
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El duelo por la tierra
La tierra representa simbólicamente a los padres,
a los antepasados. Las mujeres inmigrantes, apegadas
afectivamente a la tierra en la que han crecido, y
en la que siguen viviendo a veces sus hijos e hijas
o sus padres, viven intensamente los cambios climáticos:
temperatura, humedad, luminosidad, colores, olores,
etc. Su tendencia a idealizar los recuerdos al mismo
tiempo que su deseo de formar parte de una sociedad
con más oportunidades les produce ansiedad
y desconcierto.
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El
duelo por el estatus
Cuando se plantea la posibilidad de emigrar, la mayoría
de las personas lo hacen con perspectivas de mejorar
su estatus social o personal. La realidad es bien
distinta y muchas mujeres inmigrantes con estudios
medios o superiores en su país de origen se
ven abocadas a aceptar trabajos de estatus social
muy inferiores a los que ostentaban en su tierra.
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El
duelo por el contacto con el grupo étnico
Si bien la identidad étnica no es más
que un elemento más de los que conforman la
identidad, como el género, la identidad generacional,
la identidad de religión, de clase social,
etc., ésta tiene que ver con la pertenencia
a un grupo claramente definido. Tanto por parte de
la población de la sociedad de acogida como
por parte de ciertos sectores de la población
inmigrante, este rasgo de identidad puede chocar frontalmente
y dar pie al conflicto. La pertenencia a una comunidad
étnica determinada para la mujer inmigrante
supone, de nuevo, un obstáculo más a
su participación en la sociedad de destino.
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El
duelo por los riesgos físicos
Los riesgos para la integridad física o la
salud mental de la mujer inmigrante son numerosos:
el propio viaje de salida, como en el caso de las
mujeres subsaharianas o magrebíes que entran
al país en pateras, las que son captadas por
redes mafiosas para la prostitución, las condiciones
de vivienda, una vez en el país de destino,
una alimentación deficiente y unos riesgos
laborales extremos son sólo una muestra. Los
casos de violencia sexual a mujeres que viven en condiciones
de hacinamiento o promiscuidad no deseada, la propia
violencia racista o de género que derivan en
desarreglos mentales es frecuente.
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TEXTOS
COMPLEMENTARIOS
El
duelo de la inmigración Por Carmen Gaona Pisonero
Inmigración:
Los duelos. ¿Es fácil emigrar?
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