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Madres
inmigrantes
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Las
madres : elemento clave en la socialización de las
hijas e hijos pequeños
En
cuanto al rol en la familia de las mujeres inmigrantes,
y más concretamente a su relación con sus
hijos menores, nos encontramos con una situación
algo contradictoria. Tradicionalmente, la madre sirve de
referente afectivo para los hijos. La lengua emocional,
por lo tanto, para sus hijas e hijos pequeños, suele
ser la lengua de origen de la madre, como lo veremos en
un capítulo posterior. Sin embargo, la realidad demuestra
que las madres responden con entusiasmo a los programas
de mediación intercultural que desarrollan algunas
administraciones locales, las ONG's o las asociaciones que
trabajan con inmigrantes.
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Son
ellas las que, con más frecuencia, se acercan a los
Servicios Sociales, a los Centros Educativos y Centros de
Salud, a pesar de las barreras culturales o lingüísticas
con las que se encuentran.
A
su vez, las hijas e hijos pequeños juegan un papel
fundamental en la incorporación de sus madres a la
vida social.
El
aprendizaje del idioma, las distintas actividades interculturales
realizadas en la escuela son, muchas veces, la puerta abierta
a una mayor interacción entre madres inmigrantes
y madres autóctonas.
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Gracias
a la escolaridad obligatoria, que no hace discriminación
entre los hijos e hijas de inmigrantes regularizados y los
que no tienen permiso de residencia en España, la
socialización de los menores se efectúa sin
grandes conflictos, por lo menos en la enseñanza
básica. Su adaptación al medio escolar, la
interrelación con el resto del alumnado y los vínculos
de amistad que se van creando fomentan la participación
de las familias.
En
muchos casos, son también los niños y niñas
los que inician a sus madres en el idioma, al mismo tiempo
que lo van aprendiendo ellos.
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TEXTOS
COMPLEMENTARIOS
Conclusiones
de las Jornadas "Mujer e Inmigración en el ámbito
municipal: conocer para actuar". Murcia 12 y 13 diciembre
de 2001. Organizadas por la Federación Española
de Municipios y Provincias.
¿Mujer?
¿Madre? ¿Inmigrante? (Che... y no sabés lo
peor...). Por Mónica Mausque
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