DERECHOS HUMANOS, MUJER E INMIGRACIÓN
Hacia una educación intercultural en el aula

Capítulo 5 MENORES E INMIGRACIÓN
Educación intercultural desde la perspectiva de género

Capítulo 1:
Los Derechos Humanos


 

Nuestro compromiso

La incorporación de niños y niñas de origen inmigrante a las aulas no siempre tiene una lectura positiva por parte de la Comunidad escolar, lo que puede ocasionar un clima conformista e incluso de pesimismo pedagógico que termina traduciéndose en una práctica escolar de “supervivencia” o “mínimos”. Si en el centro, los padres y madres vivencian la llegada de niños y niñas de culturas diferentes como un peligro para el aprendizaje de sus hijos y los profesores consideran que lo único que se puede hacer es garantizar los mínimos de disciplina para salvar el día a día, lo que tendremos serán centros miserabilistas que inevitablemente dirijan a los alumnos y alumnas hacia el fracaso escolar.

Es necesario contrarrestar este tipo de discursos pesimistas con un equipo consolidado convencido y preparado para adoptar medidas ante la diversidad y las dificultades que puedan presentarse. Este tipo de trabajo no se puede realizar aisladamente. No puede realizarlo el profesor de forma solitaria en su clase.

Es imprescindible aunar esfuerzos y coordinar los recursos, bajo una dirección que lidere el proyecto de centro desde el modelo de Educación Intercultural.

Este tiene que estar presente en toda la estructura escolar y enfocarse hacia el éxito escolar. El trabajo en equipo, el compromiso de todas las personas que integran la comunidad educativa: profesores, orientadores, personal no docente, padres y madres, etc. pueden, en un proyecto común, conformar la base que sostenga una cultura solidaria y enriquecedora para la totalidad del grupo.

Si no existe un clima integrador en el centro, si la desconfianza y el sentimiento de degradación del centro por la presencia niños y niñas de otras culturas es el discurso imperante, de poco servirán las medidas y recursos que se empleen en la atención a la diversidad.

Los centros en los que se han invertido recursos, programas de compensación, ayudas asistenciales, etc. pero que no tienen un modelo de práctica intercultural enfocada al éxito escolar, se convierten en escuelas marginales que rápidamente son catalogadas por la comunidad como “guetos” y encontrarán enormes dificultades para influir positivamente en la opinión pública y volver a crear expectativas positivas sobre la calidad de su enseñanza.