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Principios
psicopedagógicos que definen la atención a las minorías
en el contexto escolar
Reconocimiento del derecho personal de cada alumno y alumna a
recibir la mejor educación adaptada a sus necesidades,
con cuidado especial de la formación de su identidad personal
en el contexto de la nueva ciudadanía.
Aspiración al éxito escolar de cada uno de los alumnos
y alumnas, como un derecho de igualdad de oportunidades.
Reconocimiento positivo de las diversas culturas y lenguas y de
su necesaria presencia y fomento en la escuela.
Atención a la diversidad y respeto a las diferencias, sin
etiquetar ni definir a nadie en virtud de éstas.
No segregación.
Lucha activa contra toda manifestación de racismo o discriminación.
Intento de superación de prejuicios y estereotipos.
Comunicación activa e interrelación de todos los
alumnos.
Otras
medidas a considerar:
Respetar el contexto cultural y lingüístico de partida
e incorporarlo en el currículo del curso.
Contar con las vivencias del alumnado inmigrante, estimulando
así su seguridad, autoestima y autonomía del pensamiento.
Construir puentes que aproximen a los procesos de aprendizaje
escolar, transmitiendo saberes y técnicas cercanas al pensamiento
científico (descontextualización, abstracción,
formalización, actividad crítica, lógica).
Colaborar con los niños y niñas respondiendo a las
necesidades tal y cómo las entienden, valorizando su identidad
cultural y utilizando, en lo posible, los conocimientos que ya
poseen, trabajando en experiencias y modelos de pensamientos distintos.
Presentar explícitamente las bases y expectativas propias
de la cultura escolar.
Clases de refuerzo y acogida incorporándolos progresivamente
al grupo de iguales, para conseguir una integración socioafectiva
correcta.
Maximizar la ayuda individual a los alumnos y alumnas preferentemente
a programas estables de agrupamiento flexible.
No intentar reproducir en la clase la cultura familiar y comunitaria
de forma estática. El objetivo es conseguir que los programas
se adapten a las necesidades de estos alumnos y alumnas y tengan
en cuenta sus necesidades y talentos.
Enfoques
erróneos:
Una
de las situaciones provocadas por la 'lógica miserabilista'
es la que nos encontramos cuando los docentes renuncian
a su papel. Aspiran a mínimos de comportamiento
en las aulas, sin perspectiva de éxito escolar y asumen
como inevitable el abandono del centro escolar por los alumnos
y alumnas inmigrantes haciendo suyas las convicciones de que
el alumnado inmigrante está abocado al fracaso y a
la marginación social. Tales actitudes llevan a sentimientos
de resignación, al atrincheramiento en posiciones defensivas
ante los posibles conflictos que puedan suceder y a la pérdida
absoluta de confianza en su labor como docentes. |
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Otra
modalidad, menos dura que la anterior, pero igualmente errónea,
es la que supone la equiparación de Educación
Intercultural a Educación Compensatoria o Educación
Especial. En estos casos el equipo de Centro opta por incorporar
todo tipo de recursos dirigidos a los alumnos y alumnas inmigrantes.
Clases de recuperación, apoyo extraescolar, asistentes
sociales, ayuda psicológica, etc.
Son un sin fin de posibilidades que conforman una línea
de trabajo aplicada exclusivamente a las minorías.
Este enfoque bien intencionado y, sin duda, necesario en muchos
casos aunque insuficiente en el diseño de una Educación
Intercultural integral, deriva en la división del centro
en dos mundos diferenciados. Los alumnos/as normales y los otros,
los diferentes.
Las consecuencias de esta dinámica son determinantes. Cuando
la situación de las minorías se problematiza
y aísla, asignándola únicamente al
equipo de enseñanza compensatoria o de apoyo, el profesorado
del aula termina interiorizando que no es su responsabilidad,
con lo que las expectativas de éxito y la propia ambición
pedagógica disminuyen.
Otra
confusión es la de asumir la Educación Intercultural
como ausencia de conflictos o que la comunidad escolar asuma el
fracaso en los estudios como una consecuencia de las condiciones
socioculturales de las familias o de la situación que rodea
el centro.
Y
podríamos añadir muchas más, entre otras:
que los padres y madres de los grupos mayoritarios identifiquen
la presencia del alumnado inmigrante como un handicap para la
educación de sus hijos al pensar que baja el nivel del
grupo-clase;
ignorar que la diversidad exige ajustes en la estructura y proyecto
del Centro;
desatender las necesidades escolares y sociales de los alumnos
en desventaja social;
no despertar expectativas y adaptarse a los ritmos lentos y a
las escasas posibilidades, con lo que rendirán cada vez
menos o
incorporar la Educación Intercultural como una asignatura
más del currículum.
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